Doce años: Chapter 6

Published Jan 14, 2013, 11:26:08 PM UTC | Last updated Jan 27, 2014, 11:10:39 PM | Total Chapters 16

Story Summary

Writen in spanish. SasuNaru. AU. Naruto es padre de Kyoko, y desde que su esposa Hinata murió se ha empeñado en criar a su hija de la mejor forma que puede, aun cuando Kyoko llega llorando de la escuela y acusa a un tal Kei Uchiha de hacer su vida miserable.

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Chapter 6: Chapter 6

Fandom: Naruto.

Calificación: mayores de 14 años.

Género: yaoi, drama, humor.

Declaración: el concepto y la idea original de Naruto pertenecen a Masashi Kishimoto.

Advertencias: este capítulo se puede leer tranquilamente.

 

 

Doce años

Capítulo 6

 

por Hikari Shiroki

 

 

 

El sábado por la mañana, Naruto estaba ocupado aseando su departamento con la ayuda de Kyoko cuando el timbre de la puerta lo hizo abandonar sus tareas. Neji Hyuuga lo saludó con una pequeña sonrisa cortés al aparecer tras la puerta y Naruto se hizo inmediatamente a un lado para dejarlo pasar. El primo de Hinata se encaminó a la sala, como le indicaba su cuñado, y muy pronto se encontró con su sobrina Kyoko saludándole con un abrazo afectuoso mientras él se disculpaba algo avergonzado por la interrupción. Naruto, por supuesto, le aseguró que no se preocupara y que esperara un minuto a que él y Kyoko terminaran de poner todo en su lugar para poder atenderlo como era debido. Neji los comenzó a ayudar a terminar el aseo sin hacer caso a las protestas de la familia Uzumaki.

 

El prometido de Hanabi, la tía de Kyoko, y el futuro cabecilla del clan Hyuuga no era una persona que fuera conocida por su comportamiento abierto y casual con los demás. Naruto había tenido unos muy malos ratos conociendo a Neji cuando Hinata aún estaba viva, ya que sentía que el futuro heredero del clan no lo veía con buenos ojos; años después que Hinata muriera y Neji comenzara a aparecer en su puerta con más frecuencia acompañando a Hanabi, este le había confiado que efectivamente, al principio, Naruto no había gozado de su aprobación.

 

Era bien sabido dentro del clan Hyuuga que Neji se sentía enfadado porque Naruto, un completo desconocido y sin ningún tipo de roce social, tuviera una relación tan estrecha con Hinata, la mujer que eventualmente heredaría todo el poder de la familia Hyuuga. Simplemente no podía hacerse a la idea que Naruto, en algún momento, se volviera su líder. Pero cuando Hinata fue desheredada y se asignó a su prometida como irrevocable heredera, Neji sintió vergüenza por haber sentido envidia de Naruto Uzumaki, la sintió aun más cuando se dio cuenta que a la pareja de Hinata no le importaba en lo más mínimo perder el favor o aprobación de la familia de su esposa y se contentaba con lo poco que tenía.

 

Neji presenció lo duro que fue para Naruto perder a Hinata, y como Hanabi insistiera en ir a visitarlos de vez en cuando, a él no le quedaba otra opción que acceder a sus peticiones para mantenerla contenta. Eventualmente se dio cuenta que en realidad le agradaba la personalidad alegre y sensible de Naruto, por lo que ambos se hicieron amigos. Naruto era uno de esos extraños seres que entregaba su amistad con facilidad y la mantenía por el resto de su vida. Estaba criando a Kyoko con la misma sensibilidad y alegría que entregaba al resto y eso a Neji le parecía increíble. Los Hyuuga nunca habían sido conocidos por inculcar sensibilidad en sus hijos.

 

Kyoko le estaba enseñando el celular que su padre le había regalado hacía unos días y Neji la escuchaba con atención mientras Naruto preparaba un poco de té en la cocina. Aún era temprano para comenzar a preparar el almuerzo así que se contentó con invitarle a Neji una bebida cuando su invitado rechazó amablemente el helado que había quedado de la comida del día anterior.

 

Justo en el momento que Naruto lo estaba invitando a almorzar escucharon el cerrojo de la puerta principal abrirse y, al poco rato, Minato llegaba a reunirse con ellos. Saludó al cuñado de Hinata con su cordialidad habitual y Neji asintió con la cabeza.

 

Cualquiera hubiera pensado que un gesto tan corto y poco personal denotaba muy poco interés por la otra parte y estaría en un grave error. Neji Hyuuga adoraba el piso por el que caminaba Minato Namikaze. Lo había conocido primero a través de sus libros, que devoraba con avidez desde que tenía quince años, y su colección se incrementaba con cada obra, manuscrito o artículo en alguna revista que en algún momento escribía el modesto novelista. Minato y Naruto, al igual que el 99% de la población de Japón, ignoraban este hecho y no sospechaban en lo más mínimo la pasión que el futuro heredero sentía por la escritura de Minato.

 

—Pensé que podríamos salir a comer —Neji le respondió una vez que Naruto le volviera a reiterar su invitación para el almuerzo—. Chouji me pidió que fuera a comer a su restaurante el día de hoy, pero no quería ir solo.

 

Chouji Akimichi era uno de los pocos amigos que Naruto había hecho en la escuela de élite de la ciudad. Era un tipo regordete que se preocupaba más en comer que en causar problemas. Aunque inevitablemente era arrastrado hacia las travesuras de su grupo de amigos sin protestar; Shikamaru, su amigo de toda la vida, era además uno de los mejores amigos de Naruto y una de las pocas personas que en la época de escuela no ignoró abiertamente al joven Uzumaki.

 

Además, la familia Akimichi era una de las más adineradas y conocidas de la ciudad. Chouji había abierto un restaurante con el financiamiento de su padre hacía tres meses atrás. La familia de Naruto había asistido puntualmente a la invitación por la inauguración y desde entonces siempre se les invitaba cordialmente a visitarlo. Lamentablemente, Naruto estaba tan ocupado la mayor parte del tiempo que no había podido ir a visitar el establecimiento por una segunda  ocasión.

 

Neji conocía a Chouji por una relación de negocios con su familia, pero como conocía la amistad que había entre su concuñado y el Akimichi le había parecido buena idea el extender la invitación que por negocios habían hecho con su clan.

 

Kyoko aplaudió la idea entusiasmada y Minato inmediatamente aceptó por todos. Naruto asintió al poco rato y se disculpó mientras se retiraba con Kyoko para cambiarse a una ropa más apropiada para salir.

 

Cuando Minato y Neji se quedaron solos, Minato intentó inmediatamente empezar una conversación, para gran alegría de Neji que siempre esperaba la oportunidad de cruzar unas palabras con el hombre que lo había inspirado tanto por la mitad de su vida.

 

—¿Cómo van las cosas en la casa Hyuuga? —Minato se apoyó relajadamente en el respaldar del sillón de la sala mientras daba una ojeada en la dirección del joven Hyuuga y se disponía a poner todos sus sentidos alertas para escuchar sus respuestas—. Espero que Hiashi no esté poniéndote a hacer todo el trabajo.

 

También era muy conocido que Hiashi Hyuuga y Minato Namikaze no podían soportar la presencia del otro a más de 50 metros de distancia. Esta animosidad tenía algo que ver con el hecho de que Hiashi odiara a muerte a Naruto y lo considerara el responsable de todas las desgracias de su familia y el que Minato simplemente adorara el aire que respiraba su único y adorado hijo. Algunos sentimientos simplemente no se podían evitar.

 

—Está bien. Me entrena de esa forma para cuando tenga que asumir todo el control de nuestros negocios —Neji adoptó una expresión relajada en su rostro de pronto—. Me está insinuando que quiere retirarse pronto.

 

—Oh —Minato puso ambos brazos detrás de su cabeza—, por fin se ha dado cuenta de su edad y deja paso a las nuevas generaciones —dijo demasiado satisfecho con la nueva información como para no hacerla notar en su rostro—. Ya era hora que llegara a esa conclusión; después de todo, nadie puede esperar tener el control de todo para siempre.

 

Neji sonrió a escondidas. Realmente esos dos no se llevaban para nada bien. Las pocas veces que el nombre de Minato se había cruzado en alguna conversación que había mantenido con su tío sus comentarios habían sido igual o más desaprobatorios, dirigiéndose a la otra persona.

 

—Pero en esta ocasión tendrá que esperar a que Hanabi regrese a casa para que eso ocurra.

 

Minato giró la cabeza para observar con mayor detenimiento a su interlocutor.

 

—¿Estará mucho tiempo en el extranjero? —preguntó con curiosidad. Si Hanabi regresaba a Japón para establecerse, quizá ese hecho dejara un poco más tranquilo a Naruto con lo que respectaba a Kyoko.

 

Neji se encogió de hombros. No lo sabía. Hanabi se había ido con la excusa de proseguir sus estudios en el extranjero, pero estaba claro que buscaba huir al matrimonio con Neji y las obligaciones que la esperaban en cuanto pusiera un pie de vuelta en el país. Por su parte, a Neji esto no le incomodaba esta espera en lo más mínimo.

 

—Supongo que cuando todavía se es joven —Minato comenzó a decirle a modo de consuelo, o al menos eso pretendía, después de concluir que el silencio meditativo de Neji era uno de decepción—, uno tiene la necesidad de sentir aventuras y libertad. No es recomendable un matrimonio entre personas demasiado jóvenes, nunca funciona bien —y desvió su mirada por un momento, sumido en sus propias reflexiones.

 

Neji lo observó en silencio recorriendo con sus ojos su atractivo rostro. Está bien, admitía que el padre de Naruto era guapo, incluso que muchas veces lo ponía algo nervioso cuando se le quedaba mirando con demasiada atención. Minato tenía la manía de hablar con una persona por un rato y después clavar su mirada en su interlocutor como si de esa forma pudiera descubrir los secretos de su alma, sus hermosos ojos azules realmente podían develar cualquier secreto que otra persona ocultara.

 

—Tú también te casaste muy joven, ¿no es así? —Neji le preguntó educadamente. Conocía la historia de Minato al pie de la letra, su tío Hiashi lo había hecho investigar cuando en un principio el nombre de Naruto comenzó a sonar con mayor frecuencia en boca de su hija Hinata. Pero quería escucharlo contándosela él mismo. Quería comprobar que la confianza que aparentemente le tenía al futuro heredero de los Hyuuga era real.

 

Minato sonrió afectadamente mientras volvía su mirada a Neji.

 

—En realidad solo estuve casado unos meses. Kushina enfermó y nos casamos antes de que muriera; ella tenía dieciocho años cuando eso pasó. No tuvo tiempo siquiera para vivir.

 

Neji se sintió avergonzado por un momento y bajó la mirada. Había una aire de tristeza inconfundible rodeando las palabras de Minato; de eso habían pasado más de treinta años y aún hablar de su difunta esposa parecía dejarlo abatido.

 

—Hanabi aún es joven, seguramente cuando termine de experimentar todas las cosas que ha planeado volverá a casa lista para establecerse.

 

Neji había olvidado por un momento que habían estado hablando de su futura esposa y luego de un minuto de indecisión asintió con gravedad. Era verdad que Hanabi era aún joven, con veintisiete años aún era lo suficientemente joven como para querer la libertad que gozaban otras personas de su misma edad. Pero Neji tenía la edad de Naruto, a él le eran indiferentes ese tipo de tentaciones.

 

Naruto apareció para unírseles en ese punto. Se había puesto unos pantalones de vestir negros con una camisa de color naranja delgada que caía sobre sus caderas, tenía desabrochados los tres primeros botones superiores para, seguramente, estar a gusto contra el calor de la calle. Apenas llegó, se sentó al lado de Neji en el sofá y terminó de abotonarse las mangas de su camisa.

 

—Espero que no esté muy atiborrado, es sábado—Neji sonrió, Naruto tenía siempre una forma inocente de hacer sus comentarios que aligeraban cualquier atmósfera por más pesada que esta estuviera.

 

—Chouji me había reservado una mesa. No te preocupes por eso.

 

Naruto abrió un poco los ojos y luego asintió con una sonrisa. Neji siempre le había parecido un ser excepcional. Alguien que no hacía mucho alarde de lo que tenía y que siempre estaba dispuesto a ayudar a los demás sin decir una palabra, ni esperar un agradecimiento.

 

Recordaba cómo en los primeros años de la muerte de Hinata, él y Hanabi se habían preocupado por el bienestar de Kyoko y en ayudar a Naruto sin que él lo solicitara. Eventualmente, Naruto había llegado a apreciar a estos dos individuos como si fueran parte de su propia familia, y deseaba que, al final, todo saliera bien para ambos.

 

La relación que Neji y Hanabi proyectaban era de camaradería. Neji era cinco años mayor que su cuñada y había una enorme brecha entre sus ideales debido a esto. Neji se preocupaba por Hanabi como eventualmente llegó a preocuparse por Kyoko y más adelante por Naruto. Lo cual, a los ojos de este último, no le parecía suficiente para formar un matrimonio estable, pero nunca les transmitió sus preocupaciones a ninguno de los dos. La controversia de un matrimonio arreglado era muy delicada como para inmiscuirse sin que su opinión fuera pedida primero. No estaba del todo de acuerdo, pero lo respetaba en silencio.

 

Minato y Neji habían vuelto a conversar, esta vez acerca de los libros de Minato, que era el tema favorito de Neji que practicaba el hábito de la lectura. Además, había leído la mayoría de los libros de su padre y siempre le preguntaba sobre las cosas que él escribía.

 

Kyoko anunció su llegada con una aclaración de garganta y todos voltearon a mirarla. Se había puesto un vestido de verano con flores azules que Naruto no le había visto en su vida, pero que combinaba muy bien  con sus ojos.

 

Su hija le hizo un gesto de respuesta indicando a su abuelo cuando vio que Naruto la interrogaba con la mirada.

 

—Papá... —comenzó a decirle Naruto cruzándose de brazos.

 

—Oohh, mi bella Kyoko, ese vestido te sienta estupendamente. ¿No es verdad que tengo buen gusto?

 

Kyoko corrió a sentarse en las rodillas de su abuelo y a darle un beso en la mejilla.

 

—Sí, me gusta mucho. Gracias otra vez.

 

Neji entendió la situación cuando vio las miradas de complicidad que se mandaban entre abuelo y nieta, y trató de aplacar el enojo de Naruto.

 

—Pues creo que te queda muy bien, Kyoko. Felicidades.

 

—No tú también, Neji —comenzó a decirle Naruto dándole un codazo leve al Hyuuga sentado a su lado. Este solo se encogió de hombros divertido. Naruto lanzó un suspiro y se puso de pie.

 

—Bueno, será mejor que salgamos ya. Quiero evitar el tráfico de mediodía.

 

—Yo conduzco —lo interrumpió Neji poniéndose de pie a la vez—. Es más práctico de esa forma.

 

Naruto no protestó.

 

*

 

Sasuke se había terminado de despertar hacía veinte minutos y después de comprobar que no había nada de comer en su refrigerador para pasar el día, se dirigió al cuarto de baño y se metió bajo la ducha.

 

Usualmente pasaba los fines de semana durmiendo hasta tarde y saliendo en las noches hasta la madrugada, borracho, o con alguna persona que se retiraba discretamente a la mañana siguiente. Sin embargo, ese sábado al mediodía nada de eso había ocurrido. Había salido el viernes por la noche enojado de la casa de su hermano. Lo cual no era ninguna novedad en sí, sino fuera porque el tema de su discusión había sido esta vez Naruto. El prepotente de su hermano ni siquiera estaba enterado qué tipo de relación compartían y ya estaba ordenándole, en nombre del grandioso clan Uchiha, que se mantuviera alejado. Simplemente inapreciable.

 

Sasuke mismo no entendía muy bien a qué se debía su obsesión. Estaba idealizando a una persona de la cual conocía muy poco, solo basado en su apariencia y en los gestos amables con los que lo había tratado en las pocas ocasiones en las que habían cruzado palabra. Pero eso era suficiente. Había sido suficiente para que Sasuke Uchiha quisiera conocer a otro ser humano, para querer compartir un vínculo con esta persona.

 

Itachi no tenía ningún derecho a tratar de meterle sus estúpidas reglas acerca del clan y las personas adecuadas con las que se debía relacionar. Simplemente después de treinta años de escucharlo recitándolas incasablemente eran ridículas.

 

Terminó de ducharse y se cambió a toda prisa, utilizó su celular para pedirle al personal de su clan que llenara su refrigeradora para cuando llegara a casa —no podía creer que la hubieran descuidado, en primer lugar— y que le reservaran un lugar para almorzar en algún restaurante mientras tanto. La salida le vendría bien, no le daría el gusto a su hermano de quedarse encerrado todo el día enojado.

 

Esperó unos minutos sentado en su auto hasta que le devolvieron la llamada indicándole una lista de restaurantes disponibles para él. Sasuke eligió el más cercano y se dirigió hacia allí, nunca había ido anteriormente y era buen día para probar cosas nuevas.

 

*

 

Chouji mismo salió a recibirlos en la entrada de su restaurante, le dio un afectuoso abrazo a cada uno de los Uzumaki y un respetuoso apretón de manos a Neji. Inmediatamente, los invitó a entrar y les comentó que el restaurante estaba lleno pero que tenía una mesa reservada para ellos en la sección VIP. Neji lo siguió, riendo con ganas ante la actitud embarazada de Naruto que se daba cuenta que todos los comensales en el restaurante los miraban dirigirse a esa sección exclusiva pensando que se trataban de celebridades de algún tipo.

 

Una vez que estuvieron ubicados en una mesa que fácilmente acomodaba a doce personas, Chouji les comenzó a recomendar casi todos los platillos de la carta. Naruto eligió al último después de asegurarse que Kyoko no pidiera solo dulces para almorzar, de que Minato le asegurara que podía comerse la superbarbacoa a la Chouji, y de que Neji revisara «n» veces la selección de vinos y finalmente diera su aprobación hacia uno que después comentó que era su favorito y no se conseguía fácilmente.

 

Naruto miraba el resto de mesas en su sección, sorprendido por la falta de clientes cuando se daba cuenta que en la sección normal todas las mesas estaban ocupadas y los anfitriones habían tenido que comenzar a rechazar a algunas personas que llegaban sin reservación.

 

Se lo comentó a Neji y le dijo que le parecía un desperdicio no poner a otras personas en las mesas que estaban disponibles. Neji rio una vez más, explicándole a él y a Kyoko que escuchaba atentamente, que en realidad eso era bueno para el negocio. Siendo que tenía mesas reservadas y libres para gente importante en cuanto ellas quisieran llegar, eso subía la categoría del restaurante y eventualmente atraería más clientes.

 

Kyoko le preguntaba a Neji algunas cosas más sobre el negocio de los restaurantes, mientras Naruto volteaba a ver a una mesera poniendo un letrero de reservado a una mesa no muy alejada de la de ellos. Naruto se preguntó si quizá, después de todo, Neji tuviera razón y podría ver a una celebridad ese día.

 

Estaba a punto de comentarle a su familia su descubrimiento cuando otra mesera apareció inmediatamente acompañada de la última persona con la que Naruto se imaginaba encontrarse.

 

*

 

Sasuke entró en el restaurante sin mayor preámbulo. Se dirigió a la recepcionista de la entrada y se identificó. Inmediatamente le fue asignada una mesera a su cargo y esta le pidió amablemente y con casi toda la cara ruborizada que lo siguiera hasta su mesa.

 

Las personas en el restaurante voltearon a mirar a Sasuke con ojos curiosos y por un momento retuvieron el aliento mientras caminaba a la sección VIP.  El salón estaba decorado con todo lujo, y la mesa a la que lo estaban dirigiendo, aunque pequeña, no parecía ser menos de a lo que estaba acostumbrado. Sin embargo, después de este examen rápido, no fue de nada de lo anterior de lo que se quedó prendado.

 

Lo primero que Sasuke notó cuando llegó a su sección fue un par de abrumadores ojos azules que se clavaron inmediatamente en los suyos. No podía ser más que el destino.

 

Haciendo a un lado a la confundida mesera se dirigió a toda prisa a la estancia de su ángel y muy pronto estuvo frente a su adoración.

 

—¡Naruto! —exclamó con demasiada fascinación. Algo muy poco característico en él, debía decir.

 

Naruto estaba demasiado aterrado para contestar, por supuesto. Minato miraba curiosamente al recién llegado que aunque no conocía se le hacía extrañamente familiar. Kyoko recordó al Uchiha de la casa de Kei y se guardó de demostrar cualquier emoción que delatara su molestia; después de todo, estaba tratando de probar que era lo suficientemente madura para saber comportarse en cualquier situación. Así que fue Neji quien reaccionó primero que ninguno. Se puso de pie al lado de Naruto y se quedó estudiando al recién llegado por unos segundos antes de extender su mano.

 

—Uchiha —Sasuke salió de su estupor al ver la mano extendida. Finalmente vio a su alrededor y al ver a Neji Hyuuga parado frente a él, extendió su mano lentamente para devolverle el saludo.

 

—Hyuuga.

 

Pero le comenzó a intrigar lo que hacía el futuro líder del clan Hyuuga en compañía de su ángel personal y se quedó más intrigado cuando después de pasar su mirada sobre la mesa vio a la hija de Naruto sentada al lado de un hombre que era casi idéntico a su ángel.

 

Cuando por fin se repuso de su impresión, hizo un saludo con la cabeza en forma general al resto de integrantes de la mesa. Kyoko lo saludó de igual forma y Minato se puso de pie extendiendo su mano al igual que Neji.

 

—Minato Namikaze —Sasuke la tomó también educadamente, mientras concluía que no podían ser hermanos tampoco.

 

—El padre de Naruto —aclaró Neji a su lado al ver la expresión intrigada de Sasuke. El Uchiha hizo un gesto de sorpresa ante esto. Wow.

 

—¿Qué te trae por aquí, Uchiha? —le preguntó Neji intrigado a su vez, no era normal que un Uchiha se dejara ver en un lugar público a hora tan temprana si no se traía algún negocio entre manos. Aunque si se trataba de Sasuke, cualquier cosa era posible—. No sabía que frecuentaras este restaurante.

 

—No, es la primera vez que vengo —Sasuke volvió sus ojos hacia Naruto que aún lo observaba con los ojos muy abiertos. El aire acondicionado debía estar muy fuerte, a Sasuke le pareció que Naruto temblaba—. Simplemente quería cambiar de ambiente. ¿Ustedes?

 

—Chouji Akimichi es el dueño del establecimiento —continuó explicando Neji al ver que Naruto no abría la boca para responder a la pregunta directa del Uchiha. ¿Cómo es que conocía a Naruto a final de cuentas?—. Es un amigo de la familia Uzumaki.

 

Sasuke asintió con la cabeza una vez para indicar que había comprendido.

 

—Disculpe —la voz baja y tímida de la mesera que aún esperaba a Sasuke a sus espaldas hizo que todos los ojos se giraran hacia ella a la vez—, su mesa está lista... —esto último fue pronunciado con un hilo de voz.

 

—Oh —Neji exclamó de pronto—, ¿esperas a alguien para almorzar? —Sasuke movió negativamente la cabeza— Entonces, ¿quieres acompañarnos?

 

Naruto miró a Neji con ojos desorbitados. Esto no podía estar pasando...

 

—Con gusto —Neji compartió de pronto los temores de Naruto, la sonrisa de un Uchiha no podía ser nada más que la indicación de que algo muy malo iba a ocurrirles.

 

La mesera tomó la orden de Sasuke y se retiró inmediatamente. Sasuke había tomado asiento al lado de Naruto, lo cual había dejado al rubio contando a cada momento los cubiertos al lado del Uchiha con temor a ver que en algún momento desapareciera un cuchillo o cuchara —había leído en un artículo una vez acerca de algunas sectas que usaban cucharas para sacar el corazón de sus víctimas y la idea lo estremeció—.

 

—Y, ¿cómo se conocen ustedes dos? —Neji por fin pudo preguntar cuando estuvieron nuevamente solos esperando por sus respectivas órdenes.

 

—Su sobrino y Kyoko estudian en la misma clase —respondió inmediatamente Naruto antes que Sasuke pudiera responder. Deseaba dejar los acontecimientos del mal comportamiento de Kyoko en privado para no apenar a su hija. Lanzó una mirada a Sasuke para ver si lo había entendido, pero cuando Sasuke se la devolvió giró inmediatamente la cabeza, atemorizado.

 

—Ya veo —exclamó Neji seguro que había algo que se estaba perdiendo en ese asunto—. ¿Es tu amigo? —esta vez la pregunta iba dirigida a Kyoko que se quedó mirándolo perdida por un momento.

 

—Lo son ahora —respondió Sasuke por ella y Naruto volvió a clavar su mirada en el Uchiha. Sasuke le sonrió y le guiñó un ojo. Kyoko estaba confundida, ¿así que ahora era amiga de Kei Uchiha?, ¿cómo había pasado eso? Vio el rostro divertido de Sasuke y comenzó a sonreír ella misma. ¿Qué más daba? Sería un problema menos para ella.

 

—Está bien —Neji observaba a Sasuke y luego a su sobrina y se dio cuenta que la situación era extraña tanto para él, como para los demás. Pero no tuvo tiempo de decir nada al respecto porque Kyoko esta vez lo interrogó a él.

 

—¿Y cómo conoces tú al tío de Kei, tío Neji?

 

—Su familia ha sido socia de la nuestra por generaciones. Compartimos algunos negocios juntos y acuerdos comerciales.

 

—Y matrimonios. Estuve comprometido con Hinata, la heredera de la familia hasta que tuve dieciocho años —se volteó para indicarle a una mesera que estaba cerca que necesitaba un poco de agua sin notar el repentino silencio que había caído sobre la mesa—. Pero el compromiso no se llevó a cabo —Sasuke había vuelto su atención hacia la mesa después de haber sido atendido y como viera los rostros pálidos de los Uzumaki se apresuró a analizar si lo que había dicho había sido algo inadecuado.

 

Neji se frotaba ligeramente las sienes de su frente un poco avergonzado por el giro que había dado la conversación.

 

—Sí, bueno. Al parecer desconocías que Kyoko es la hija de Hinata.

 

Sasuke volteó a ver a Naruto inmediatamente. El rostro del ángel comenzaba a ponerse muy rojo y sus grandes ojos azules estaban abiertos aun más que antes.

 

—No me digas que tú fuiste el que...

 

Sasuke no terminó de completar la frase. Por una vez, comprendió que Naruto estaba aterrado. ¿Qué podría haber causado ese temor?

 

—Vamos, Naruto, sabes que no es nada de lo que debes avergonzarte —trató de terciar Minato para consolar a su hijo—. Es historia pasada. Obviamente, Uchiha nunca se preocupó por el compromiso lo suficiente como para importarle, ¿no es verdad, Uchiha?

 

Sasuke asintió inmediatamente.

 

—Claro, claro, solo fue algo arreglado por nuestras familias.

 

—Fue un gran alivio para ti también. Que se rompiera el compromiso —Sasuke volteó a ver a Neji al escucharlo decirle esto último e inclinó un poco su cabeza.

 

—Es verdad.

 

Naruto miró a Sasuke y por primera vez no tuvo miedo. Hinata estaba siendo obligada a casarse con este sujeto para el bienestar de su clan y ella se sentía desesperada, tanto como para atreverse a fugarse de casa con él. Sasuke Uchiha... ¿qué clase de razones tendría para sentirse obligado a cumplir un compromiso que obviamente no apreciaba?

 

Sasuke vio que Naruto lo miraba con atención y le dedicó otra de sus mejores sonrisas. El otro hombre estuvo a punto de considerar devolvérsela apenado cuando la voz de Kyoko lo interrumpió.

 

—¿Eso quiere decir que si mamá no se hubiera casado con papá, tú hubieras sido mi padre? —Naruto puso nuevamente una expresión de horror. Todos en la mesa rieron.

 

El almuerzo llegó al poco rato y Minato se encargó de despachar la mayor parte de la comida, Naruto estaba muy nervioso para comer lo que había ordenado así que se dedicó a vigilar que su hija comiera lo suficiente y a picotear de vez en cuando su plato. Sasuke estaba callado escuchando la plática de los demás y mirando en la dirección de Naruto a cada oportunidad que se le presentaba.

 

La conversación giró en torno a Chouji y su restaurante casi todo el almuerzo. Neji había sido invitado con el propósito de acordar espacios privados como aquellos con los clientes del clan Hyuuga, ofreciéndole una muestra de su excelente servicio. Naruto y Minato lo consideraban insuperable y Neji muy pronto estuvo convencido que sería un buen trato a la larga. Les aseguró que llamaría a Chouji para concretar todo en unos días.

 

Sin embargo, cuando estaban terminando el postre y Sasuke lamentaba que la hora de la despedida se acercara, unos nuevos clientes llegaron a su sección y se sentaron en una mesa algo apartada de la de ellos. Sasuke les dedicó una mirada de reconocimiento cuando el resto de los integrantes de su mesa hicieran lo mismo.

 

Se trataba de cinco hombres en traje de negocios, todas personas mayores que rápidamente tomaron asiento siendo atendidos por las solícitas meseras. Hubo uno de ellos, sin embargo, que se quedó de pie mirando directamente a la mesa de Sasuke.

 

—¿No es ese...? —Neji se interrumpió cuando vio que el hombre aún de pie hacía un gesto al resto de sus compañeros de esperarlo y comenzaba a acercarse. Sasuke dejó su servilleta sobre la mesa y se levantó inmediatamente, excusándose y dándole el alcance al otro hombre en medio del salón.

 

—¿Quién es? —preguntó Minato sin ocultar su curiosidad.

 

—Fugaku Uchiha, el padre de Sasuke —respondió Neji mientras seguía con interés el intercambio entre ambos. Fugaku movió su cabeza de lado en ese momento y, reconociendo a Neji, le hizo una señal de reconocimiento. El Hyuuga le devolvió otro gesto idéntico.

 

Naruto observaba a los dos Uchiha hablando privadamente con un gesto de preocupación en su rostro, al parecer la conversación no era del agrado de Sasuke, por el rostro que tenía y las pequeñas miradas que de vez en cuando dirigía furtivamente hacia Naruto, se daba cuenta que el haber encontrado a su padre ahí no había sido algo placentero. El padre de Sasuke hablaba en forma tan baja que no escuchaban nada de lo que se decían, pero un gesto general a Sasuke y la forma cómo señalaba algunas de sus ropas —jeans partidos, cadenas sobre el cuello de la camisa y botas hasta el medio de la pantorrilla— le hicieron comprender que el Uchiha no estaba muy de acuerdo con la forma cómo su hijo decidía aparecer en público.

 

La conversación terminó abruptamente con Fugaku dándole la espalda a Sasuke y haciéndole un ademán con la mano para que cesara de hablar. Sin decir una palabra más, ambos Uchiha se dirigieron a sus respectivas mesas en los extremos opuestos del salón.

 

—¿Todo bien? —le preguntó Neji en cuanto Sasuke se hubo sentado nuevamente con ellos.

 

Sasuke sonrió cínicamente.

 

—Excelente.

 

El ambiente alrededor de la mesa que hasta ese momento había estado lleno de bromas y risas de pronto se llenó de silencio. Naruto observó a su padre y este se encogió de hombros sin saber qué decir.

 

Naruto, sin saber por qué, comenzó a recordar una escena en la que Minato y él habían coincidido en el mismo lugar sin planearlo de antemano y recordaba que la alegría de haberse encontrado por casualidad ciertamente había sido muy sincera. Luego giró sus ojos al Uchiha, que miraba con seriedad la mesa de su padre y fijaba una mirada fría en la espalda de Fugaku sin que el padre de Sasuke girara a verlo ni una sola vez; no pudo menos de comparar las dos situaciones y comenzar a pensar que debía ser algo muy desdichado para cualquier hijo tener un trato de tal naturaleza con su propio padre. Luego aspiró profundamente.

 

—Iremos a casa a ver unas películas después de esto, ¿te gustaría venir, Sasuke?

 

El Uchiha nunca había escuchado su nombre siendo llamado por una deidad antes. Estaba positivamente en el cielo.

 

—Estaré encantado —sus ojos dejaron salir una sincera expresión de felicidad y Naruto finalmente pudo dedicarle una sonrisa.

 

—Neji, tú también vienes, ¿no es verdad? —Neji había estado callado, observando el intercambio de los dos hombres sentados frente a él y cuando la pregunta le fue dirigida lo tomó desprevenido haciendo que se demorara en asentir.

 

¿Qué había sido eso? ¿Sasuke Uchiha y Naruto Uzumaki eran tan cercanos? ¿Cómo se habían hecho amigos tan de pronto? Buscó respuestas con Minato pero el escritor le devolvió la misma expresión perpleja que él mostraba. Kyoko también se había extrañado de la súbita invitación de su padre, pero como Sasuke no le caía mal la idea no le disgustó.

 

*

 

Esa noche, después de cinco películas, una caja entera de ramen y unas cuantas latas de cerveza, la velada en la casa Uzumaki llegó a su fin. Kyoko se había ido a acostar en medio de la cuarta película y solo quedaban los adultos despiertos. Sasuke estaba ayudando a Naruto a recoger las latas de cerveza y los tazones de ramen que habían quedado desperdigados por la sala. Minato y Neji habían salido a comprar cigarrillos y más cerveza hacía media hora y aún no regresaban. Naruto miraba las luces de los autos que pasaban por la ventana de su cocina mientras lavaba vasos y tazones en su fregadero.

 

—¿A dónde crees que se habrán ido? —preguntó más para sí que para Sasuke que se entretenía a su lado secando vasos. El Uchiha le dedicó una mirada a su compañero y no le respondió. Tenerlo cerca le provocaba una extraña sensación de paz que nunca había sentido. Quizá realmente era un ángel que se había mezclado con los humanos para cumplir una misión secreta.

 

—No habían bebido lo suficiente como para andar borrachos por la calle, ¿verdad? —preguntó Naruto pensando en voz alta y mostrándose cada vez más preocupado.

 

—Hn —gruñó Sasuke como Naruto se daba cuenta que tenía por costumbre cuando quería afirmar algo—. Unas cuatro latas de cerveza cada uno.

 

Naruto lanzó un suspiro preocupado. Algunas veces sentía que Minato era el hijo y no su padre. Decididamente, no tenía ninguna consideración por los sentimientos de las demás personas y lo preocupadas que lo dejaban.

 

—Es suficiente, llamaré al número de papá —dijo Naruto de pronto con decisión.

 

—Solo han sido treinta minutos. Dales un poco más de tiempo —lo que en realidad Sasuke quería decir era «danos un poco más de tiempo» pero se contuvo. El rostro preocupado de Naruto le decía que no estaba de ánimos para el romance.

 

El joven padre se quedó mirando a Sasuke algo preocupado. Desde que lo había conocido le había parecido un tipo raro. Sabía que había intentado acercarse a él con mucho afán, pero eso lo había asustado; después de todo, no lo conocía y lo poco que sabía de su familia hasta ese momento no era nada reconfortante. Lo había evitado en todas las ocasiones que se habían encontrado y le había más que demostrado que en realidad no le tenía ninguna confianza. Estaba sospechando seriamente que se había vuelto su acosador y que aparecía en todos los lugares a donde él iba porque vigilaba cada uno de sus pasos. La coincidencia en el restaurante se lo había probado.

 

Y, sin embargo, lo había invitado a su casa. Él mismo. Había aceptado a un completo desconocido cuyas intenciones no quedaban nada claras en su sagrado hogar donde dormía inocentemente su pequeña hija. ¿Acaso se estaba volviendo loco?

 

Luego recordó el incidente con el padre de Sasuke en el restaurante.  El rostro del tío de Kei dejaba denotar, molestia, rebeldía e incomodidad al ser abordado por su padre de una forma tan poco usual. Y había algo más. Naruto solo recordaba haber visto la mirada de auxilio que portaba en su rostro una vez en su vida. Cerró los ojos mientras apoyaba su espalda en la pared al lado del teléfono. Pero Sasuke no era como Hinata.

 

Y, sin embargo, había algo en él que se la recordaba. Naruto intentó encontrar esta semejanza analizando las acciones del otro hombre durante toda la tarde, pero no podía dar con ella.

 

—Naruto —la voz de Sasuke lo sacó de sus reflexiones inmediatamente. Lo vio parado a unos escasos pasos de él, mirándolo con una expresión divertida.

 

—Lo siento... —y como viera que Sasuke dejara el mantel con el que había estado secando las cosas sobre la mesa se corrigió inmediatamente—, quiero decir, gracias por tu ayuda —Sasuke hizo un gesto con la cabeza y le dedicó una sonrisa. Dios, ¿qué era?—. ¿Deseas tomar un poco de té?

 

Sasuke dio unos pasos más cerca y arrinconó a Naruto contra la pared.

 

—No, gracias. Se está haciendo tarde, será mejor que me vaya.

 

Naruto asintió al instante y estuvo a punto de despedirlo cuando Sasuke lo interrumpió nuevamente.

 

—¿Estás libre mañana?

 

Naruto se quedó petrificado.

 

—¿Eh?

 

—Pensé que podríamos ir a cenar a algún lugar —le dijo con una enorme soltura, pero inmediatamente agregó—. Los dos solos —para que no hubieran dudas sobre sus intenciones.

 

Naruto miraba a Sasuke como si fuera un alienígena una vez más.

 

—¿Los dos... solos? —repitió en forma de pregunta.

 

—Esa es la idea.

 

De pronto, Naruto se dio cuenta de lo cerca que Sasuke estaba de él y de la enorme pared que cortaba la retirada a su espalda. Rayos, ¿cómo no lo había visto venir?

 

—Eh... mira, Sasuke... —Sasuke sintió las manos cálidas de Naruto apoyarse en su pecho y levantó su mano para sujetarlas junto a su corazón. El cuerpo de Naruto era tan cálido.

 

Naruto, por su parte, había estado intentado empujar a Sasuke para dejarlo salir a un espacio donde tuviera más libertad de movimiento, y no esperaba que el otro hombre tomara sus dos manos y las atrapara contra su pecho. Esto se ponía mal.

 

—Creo que estás confundido. Yo no... bueno, no me interesan ese tipo de relaciones. No lo tomes a mal, no digo que sea incorrecto ser gay o eso...

 

—¿Quién es gay?

 

—¿No eres gay?

 

Sasuke negó rotundamente con la cabeza.

 

Naruto respiró aliviado.

 

—Pero creo que estoy enamorado de ti.

 

Y el aire se atoró en sus pulmones. «¡¿EH?!»

 

-...-

 

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Subiendo otro capítulo editado. Espero poder tener otro para mañana también.

 

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