Doce años: Chapter 13

Published Jan 14, 2013, 11:26:08 PM UTC | Last updated Jan 27, 2014, 11:10:39 PM | Total Chapters 16

Story Summary

Writen in spanish. SasuNaru. AU. Naruto es padre de Kyoko, y desde que su esposa Hinata murió se ha empeñado en criar a su hija de la mejor forma que puede, aun cuando Kyoko llega llorando de la escuela y acusa a un tal Kei Uchiha de hacer su vida miserable.

Jump to chapter body

Art RPG

Characters in this Chapter

No characters tagged

Visibility

  • ✅ is visible in artist's gallery and profile
  • ✅ is visible in art section and tag searches

Chapter 13: Chapter 13

Fandom: Naruto.

Calificación: mayores de 14 años.

Género: yaoi, drama, humor.

Declaración: el concepto y la idea original de Naruto pertenecen a Masashi Kishimoto.

Advertencias: violencia.

 

 

Doce años

Capítulo 13

-…-

por Hikari Shiroki

 

-…-

-…-

 

 

Sasuke no supo que su espalda había chocado contra la puerta hasta que sintió una punzada de dolor en su cabeza. Minato estaba frente a él, sus puños cerrados con fuerza sobre el cuello de su camiseta. Sus ojos azules lo miraban con miedo y rabia, una extraña combinación que Sasuke nunca había visto antes. Le recordaban un poco a los de Naruto en el color, pero su forma era mucho más alargada y penetrante que los ojos de su adorado ángel.

 

Le decía algo pero Sasuke no parecía escucharlo, demasiado ocupado repasando en su cabeza todas las soluciones posibles que había pensado de antemano ante una situación como esa. Después de todo, Sasuke era un Uchiha, no sería mucho de uno si no se hubiera puesto a planear de antemano soluciones para los miles de escenarios que en su mente podía visualizar como desencadenantes de su relación con Naruto. Obviamente no había esperado la «ayuda» de su hermano en esto —Itachi no se había movido de su asiento en el sillón de la sala, parecía disfrutar del espectáculo, el bastardo sádico—, pero tampoco la había descartado del todo. Sasuke volvió a enfocar su atención en el hombre que lo tenía aprisionado con todas sus fuerzas contra la puerta. Minato parecía más furioso que antes. Y parecía que le estaba preguntando algo también.

 

—¡¿Es todo lo que haces?! ¡Lo he escuchado todo este tiempo y no quería creerlo pero es verdad! ¡¿No tienes ningún respeto por la vida de los demás?! ¡¿Crees que puedes llegar y meterte en la vida de otros solo porque se te da la gana y después arruinarlos por un capricho?! —la voz de Minato comenzó a amplificarse a medida que sentía que tenía la atención del Uchiha finalmente. Sasuke posó sus manos sobre las manos de su agresor porque comenzaba a hacerle daño con las sacudidas que le daba— ¡Pero esta vez te equivocaste de persona! ¡Naruto no está solo, nunca dejaré que le hagas daño! ¡¿Me has entendido?! ¡¿Entiendes?!

 

Sasuke hizo un gesto leve con su cabeza y asintió. Minato aún lo observó unos segundos, buscando en su mirada esperando descubrir la mentira, pero como no la encontró finalmente lo soltó.

 

—No quiero que vuelvas a acercarte a mi hijo.

 

Sasuke no se movió, no pestañeó y no hizo ningún gesto que revelara que había entendido sus palabras, sin embargo, respondió.

 

—No puedo hacer eso.

 

Minato estaba furioso. Estaba a punto de asestar un golpe en la cara de Sasuke cuando escuchó la voz de Itachi apenas a unos centímetros en su espalda y se giró lo más rápido que pudo. Sasuke parecía estar tan desconcertado como lo estaba él. Un segundo antes, Itachi estaba sentado en el sofá como si nada de lo que pasara en la entrada de su casa tuviera la suficiente importancia como para incomodarse en su asiento y, al siguiente, estaba parado con ellos, conversando con su voz parsimoniosa de siempre.

 

—¿Por qué estás tan encaprichado con él? Lo dejarás en cuanto te aburras como con el resto, ¿no es así? —Sasuke miró con rabia a su hermano y Minato lo miró a él con rabia. Sasuke creía que todo iba muy parejo— Pero esta vez no es cualquier mujer que encuentras en un bar y llora por ti por un mes hasta que encuentra a alguien más. Sabes que Naruto es un hombre que tiene otro tipo de responsabilidades. Es demasiado diferente a ti.

 

Sasuke no quería escuchar nada de lo que Itachi le dijera. Estaba furioso con él. De haber estado solos lo hubiera golpeado hasta que se sintiera más calmado, pero Minato estaba a su lado, mirándolo con disgusto y rabia, tan parecido a Naruto que era casi como si fuera su ángel juzgándolo. Sasuke estaba completamente furioso.

 

Itachi lanzó un suspiro.

 

—Tal vez crees que es diferente porque él es hombre. Pero te aseguro que es lo mismo de siempre. Un capricho más.

 

Era suficiente.

 

—¿Qué sabes tú sobre mí?

 

Era como si toda la sangre se le hubiera subido a la cabeza de golpe. Itachi siempre había sido una constante en su vida, la constante que le aseguraba que nunca lograría ser lo suficientemente bueno, que siempre estaría a merced de la sombra de su hermano y que nunca podría tomar una sola decisión por su propia cuenta. Itachi estaba ahí como una enorme pared que no lo dejaba ver al otro lado y Sasuke estaba harto, muy harto, de tener que sufrir por la falta de sol que esta pared le impedía visualizar.

 

Itachi hizo un gesto de disgusto al escucharlo. Minato, a su lado, hubiera retrocedido al ver la cara de Sasuke, si no fuera porque se habría tomado como una señal de debilidad y él sabía que estaba en la razón al querer proteger a su hijo.

 

—Sé que has logrado lo que querías —hizo un ademán con las manos señalando la casa, a Minato a su lado, y a él mismo—. Estamos aquí. Lo lograste, ¿puedes dejar de meterte en la vida de su hijo ahora?

 

Sasuke dio un paso al frente fuera de sí. Se le había acabado la paciencia y estaba listo para golpearlo, pero Minato se le atravesó antes de que pudiera levantar siquiera el primer puño.

 

—No sé cuáles son tus problemas con tu familia, Sasuke. Pero quiero que dejes de involucrar a la mía —el Uchiha quería responderle que estaba equivocado, que no era lo de siempre y que no era su intención alterar a su familia por su relación con Naruto. Era todo tan diferente con él. Pero Minato no lo dejó abrir la boca—. No te lo pediré una segunda vez.

 

El padre de Naruto lo hizo a un lado de la puerta empujándolo sin mucha ceremonia. Ahora que ya había quedado tranquilo consigo mismo por decir lo que consideraba correcto, no le quedaba nada más que hacer en ese lugar. Ahora tendría que ir a hablar con su hijo.

 

Sasuke sabía que tenía que hacer algo y rápido. No podía permitir que cuando las cosas finalmente se encaminaban bien con Naruto su padre comenzara a poner trabas a su felicidad. Era suficiente con tener a Itachi para hacer eso. Extendió su mano y logró alcanzar al otro hombre en el hombro antes que pudiera salir.

 

—Estás equivocado. No es como Itachi te lo ha descrito.

 

Minato lo miró fríamente. Sasuke era una persona que no era fácil de entender. Su rostro no expresaba la menor emoción y su actitud siempre parecía indiferente. Incluso ahora, era fácil equivocarse y decidir que solo se trataba de una más de sus tretas. Pero luego vio el rostro de Itachi; una especie de mueca de cinismo al escuchar la declaración de su hermano, demasiado seguro de sí mismo y de lo que decía como para ver más allá de sus propias palabras. Minato pensó que no había encontrado a nadie que detestara más en toda su vida.

 

Lentamente se volvió hacia Sasuke y apretó sus puños. Aún sentía mucha rabia al pensar que su hijo estaba siendo usado como un juego por estos dos Uchiha, pero se dijo a sí mismo, que había venido hasta ahí para hablar con Sasuke y encontrar la verdad y que hasta ahora solo había hablado él mismo.

 

—¿Si te doy el tiempo para explicarte... prometes que al menos dirás algo que pueda creerte?

 

Sasuke pareció aliviado. Una persona común no lo hubiera visto, pero Minato estaba acostumbrado a observar a las personas a su alrededor con detenimiento. Estaba seguro que el joven Uchiha al menos tenía la intención de presentarle sus excusas. Este asintió y luego apretó más los puños que colgaban a los lados de su cuerpo tensos.

 

Minato lo vio y comenzó a preguntarse si hacía lo correcto, pero luego le dio una ojeada al rostro de Itachi mientras pasaba a su lado por el corredor, llevado por Sasuke de vuelta a la sala; tenía una ceja levantada y una mirada escéptica en su rostro. Definitivamente, Minato decidió que debía escuchar la otra versión de la historia.

 

-...-

 

Naruto estaba apenas empezando su rutina de trabajo habitual cuando el celular en el bolsillo de su saco sonó. Era un número que no estaba registrado en su listado telefónico, por lo que contestó precavidamente de una manera educada.

 

—Buenos días, ¿en qué puedo ayudarlo?

 

Sakura había levantado la vista de la pantalla de su computadora cuando escuchó el timbrado del teléfono, así que pudo ver a Naruto ponerse rojo de golpe al escuchar a la otra persona del otro lado. Su compañero se dio cuenta de que lo observaba, así que se movió a un lado y cubrió su rostro bajo el escritorio. Estaba decidida a molestarlo al respecto con una broma cuando acabara esa llamada, pero de pronto escuchó que Naruto se ponía rápidamente de pie y gritaba.

 

—¡¿Qué mi padre qué?!

 

Naruto cortó al poco rato y comenzó a recoger el saco que había dejado colgado en el respaldar de su silla. Sakura se puso de pie rápidamente también.

 

—Naruto, ¿ha pasado algo malo?

 

Su compañero la miró aún turbado, pero le respondió rápidamente mientras se dirigía a la salida.

 

—Tengo que salir inmediatamente. Hablaré con el jefe para explicárselo más tarde. Disculpa por dejarte sola con todo.

 

—¿Naruto? —el tono de su compañero mientras ponía todas sus cosas en orden para salir era bastante ecléctico como para decir si estaba molesto o terriblemente asustado. De todas formas, su amiga sabía que había surgido algún tipo de problema y estaba preocupada por él.

 

—Te lo contaré mañana, Sakura. Debo irme.

 

Inmediatamente después de decir esto salió de la oficina sin darle tiempo de preguntarle nada más. El último tramo a su auto lo hizo casi corriendo y por la cara que tenía, ninguno de sus compañeros de trabajo se atrevió a meterse en su camino o a demorarlo para consultarle si todo estaba bien. En la cabeza de Naruto se comenzaron a formar miles de ideas sobre su padre y Sasuke que no quería ni pensar en ese momento. Lo único que deseaba era poder llegar a la casa de Itachi lo más pronto posible.

 

-…-

 

Mientras tanto, Sasuke había logrado calmar un poco a Minato. Al menos así parecía cuando el escritor por fin fue convencido de tomar asiento y escuchar su explicación. Lamentablemente, Itachi también había tomado asiento con ellos y parecía muy entretenido en escuchar a su hermano dándole sus excusas a Minato. Sasuke estaba tan aturdido por la delicada situación que no se daba cuenta que lo que verdaderamente tenía a su hermano entretenido era verlo a él, Sasuke Uchiha, quien nunca se disculpaba ni daba explicaciones por las atrocidades que cometía, dándole explicaciones a otro ser humano por primera vez en su vida. Su hermano observaba la escena con una sonrisa divertida en sus labios y Sasuke quería estrangularlo.

 

Cuando finalmente Sasuke le hizo notar la hora y su día de trabajo perdido. Itachi simplemente sacó el celular de su bolsillo y avisó a su secretario que se tomaría el día libre, y una palabra extraña que le aseguró a su subordinado que no estaba siendo raptado y que, después de todo, no debía mandar al equipo antiterroristas a su rescate.

 

Minato había escuchado a Sasuke tratar de explicar, no muy coherentemente, que en realidad sus intenciones con su hijo no guardaban segundas intenciones y aunque no estaba muy convencido al respecto y el Uchiha no parecía poder darle una prueba contundente de que lo que decía era verdad, lo mantenía ahí la repentina rabia que había comenzado a sentir a cada gesto, resoplido y mordaz comentario que el mayor de los Uchiha hacía sobre los comentarios de su hermano cada que tenía ocasión. Empezaba a odiar al sujeto y se preguntaba cómo alguien, quien sea, podía vivir bajo el mismo techo y respirar el mismo aire que este hinchado y malhumorado demonio habitaba.

 

El teléfono de la casa sonó y Sasuke lo tomó antes que Itachi pudiera hacerlo. Gruñó una respuesta y colgó inmediatamente. Su hermano lo interrogaba con la mirada, pero Sasuke no se molestó en contestarle.

 

Como permanecieron en silencio después de esto, Minato pensó que ya era tiempo de ir a casa. Se puso de pie y Sasuke lo hizo al mismo tiempo.

 

—Si ya terminaste de hablar, debo irme a casa ahora.

 

Sasuke replicó inmediatamente.

 

—No, espera...

 

Y el golpe a la puerta de su sala lo interrumpió a tiempo. Esta vez fue Itachi quien se adelantó primero para abrirla. Sasuke y Minato se quedaron mirando al visitante una vez que se hizo visible. Estaba jadeando como si hubiera estado corriendo para llegar hasta ahí. Itachi se hizo a un lado sin decir palabras, Naruto lo hubiera empujado si se atravesaba en su camino de todas formas.

 

—¡Papá! ¡¿Qué demonios crees que estás haciendo?!

 

Minato giró inmediatamente la cabeza para mirar a Sasuke, una especie de acusación en su mirada. El otro hombre miró a otro lado incómodo.

 

—¡De todas las cosas estúpidas y locuras que has hecho en tu vida, esta es la peor de todas!

 

Naruto estaba realmente enojado, se podía ver en su rostro rojo, en sus puños que comenzaban a lanzar golpes de frustración en el aire y en sus ojos que brillaban con un fulgor extraño. Minato comenzó a sentir que tal vez ir a confrontar al Uchiha no había sido tan buena idea. Sasuke creía que, aun así, Naruto se veía adorable, pero sacudió la cabeza y trató de ponerse serio otra vez. No era momento de quedarse embobado con su novio ahora.

 

Finalmente, Naruto había llegado al lado de Minato y habiéndolo cogido del cuello de su camisa descargaba toda su irritación contra él, en un gesto muy similar al que el Uchiha había experimentado momentos antes. Solo que la diferencia en las tallas de ambos hombres no parecía ayudar a Naruto en su propósito y esto lo hacía enojar aun más.

 

Itachi llegó al lado de Sasuke y se cruzó de brazos. Parecía como si el segundo acto acabara de empezar y lamentó no tener una sala más grande por un fugaz momento.

 

—¡Si tenías algo que decir debiste venir a decírmelo a mí! ¡Uno no va a las casas de las demás personas a importunarlas con las tonterías que le pasan por la cabeza!

 

Itachi pensó que, en realidad, Naruto no era muy diferente a Minato en eso, pero no le pareció apropiado puntualizarlo por el momento. Sasuke fue a separarlos.

 

—Naruto, está bien. Tu padre solo estaba preocupado por ti.

 

Naruto se volvió a ver a Sasuke y sintió que la sangre se le subía a la cabeza nuevamente, aunque no de enojo esta vez. Miró a su padre que los miraba con una mirada incómoda y lo soltó, sintiéndose confundido y enojado otra vez.

 

—¿Es verdad? ¿Ustedes dos están juntos ahora?

 

Naruto se comenzó a poner más rojo que antes. Sabía que no podía negar nada dadas las circunstancias, pero todavía no estaba listo para hacer pública una relación de la cual él mismo no estaba cien por ciento seguro de aceptar plenamente. Sasuke posó una de sus manos sobre su hombro y lo obligó a encontrar su mirada. Fue un segundo, pero Naruto se dio cuenta que él también esperaba una respuesta suya.

 

Miró nuevamente a Minato y luego hacia un lado.

 

—Eso no te importa... Yo... yo puedo estar con la persona que yo quiera. No tienes derecho a interferir.

 

Minato se pasó las manos por sus ojos y luego por su cara. Se quedó mirando a los dos hombres frente a él aún sin poder creer lo que su hijo admitía. Ahora los observaba juntos y no estaba seguro de qué sentir al respecto.

 

Pero no tuvo mucho tiempo para estar confundido. Itachi comenzó a reír despacio desde su lugar en el sofá.

 

Tres pares de ojos se volvieron hacia él instantáneamente. Todos en silencio.

 

—Esta vez has logrado una buena actuación, hermanito. Espero que estés satisfecho. Por poco y me engañas a mí también.

 

Sasuke y Minato lo volvieron a ver con ojos llenos de furia. Naruto lo miraba confundido y al poco volvió sus ojos cuestionadores hacia Sasuke y su padre.

 

—¿A-a qué te refieres? —dijo seguidamente. Sasuke apretó su hombro con sus largos dedos y cuando captó la mirada de Naruto le hizo un gesto negativo con la cabeza que quería decir que no se molestara en preguntarle nada.

 

—Ah, pero ¿por qué no dejas que se entere de tus verdaderas intenciones, Sasuke? ¿Tienes miedo de que sepa todas las cosas atroces que has hecho a lo largo de tu vida? Sabes que tengo miles de historias para contar —sus ojos se tornaron amenazantes y, por un momento, muy a su pesar, Sasuke palideció.

 

Naruto lo vio y pareció asustado también.

 

Minato, detrás de ellos, observaba al hermano de Sasuke con mayor seriedad y más sangre fría que antes.

 

—¿Por qué haces esto? —preguntó finalmente el Uchiha menor— ¿Qué ganas tratando de meterte en mi vida una y otra vez? Sabes que no me podría importar menos lo que opines de ella.

 

Itachi no mostró que sus palabras lo afectaran, incluso sonrió al final de ellas.

 

—Eres tú quien está haciendo de esto otro de los escándalos del clan. ¿Estás tan empeñado en derrumbarnos desde adentro que tienes que usar este tipo de tácticas para lograrlo?

 

Sasuke se adelantó hacia su hermano. Toda la rabia contenida tenía que salir en algún momento y a él le parecía que no podía aguantarla ni un segundo más.

 

—Ponte de pie —le ordenó, cada palabra saliendo como un siseo de entre sus dientes. Itachi levantó una de sus cejas y lo miró con curiosidad. El tonto no estaría pensando que...

 

Se puso de pie y miró a su hermanito desafiante. Incluso extendió sus manos como esperando que hiciera algo. Sasuke temblaba de los pies a la cabeza, pero no se movía. Finalmente, Itachi se cansó de esperar.

 

—Estoy de pie. ¿Ahora qué?

 

Naruto corrió para detener a Sasuke, pero llegó muy tarde, su puño ya había conectado con la quijada de su hermano y solo logró sostener su brazo cuando volvía a su posición original después de cumplir con su tarea. Incluso después de esto, Itachi no pareció sentir nada.

 

Sasuke estaba furioso. Lo había golpeado con toda la fuerza que tenía y aun así no había logrado más que mover la cabeza de su hermano hacia el otro lado, solo por unos segundos. Itachi había regresado a su posición original inmediatamente y lo miraba con curiosidad. Hubiera comenzado a golpearlo otra vez si no hubiera sido porque Naruto estaba a su lado conteniendo su brazo.

 

—¿Hace cuánto querías hacer eso? —era una burla. Incluso sonreía a medias al mirar a su hermano menor.

 

—Por más de ocho años... —Naruto observó la expresión de Sasuke envuelta en tanta furia que casi no lo reconoció. Tiró de su brazo para llamar su atención sobre él, y cuando finalmente lo logró, vio cómo poco a poco la expresión del Uchiha cambiaba al verlo. El Sasuke que él conocía volvía a aparecer. Por un momento, pensó aterrado que tal vez esta persona no era realmente él y agitó su cabeza inmediatamente para sacar esa terrible idea de su cabeza.

 

—¿Estás satisfecho ahora? —Itachi continuó hablando y ambos volvieron sus miradas hacia él otra vez— ¿Dejarás de tratar de hundir al clan ahora?

 

Naruto comenzó a entender un poco de la frustración de Sasuke. ¿Era acaso normal para dos hermanos actuar así? Simplemente no podía creer que alguien que él conocía se comportara de esa forma. Había algo mal en la forma cómo se trataban y se preguntaba por qué Itachi no podía ver que su hermano era diferente en el fondo. Sasuke jamás hubiera actuado de esa forma a no ser que hubiera sido acorralado para hacerlo. Naruto creía conocerlo, tal vez solo era su malinterpretación y sus esperanzas, pero Sasuke no podía ser ese sujeto que había detenido hacía un momento. Él sabía que no lo era.

 

Así que lo único que lograba hacerlo actuar de una forma que no estaba en su naturaleza no podía ser nada más que...

 

—¿Todo es siempre acerca del clan? —su voz los sacó de su intercambio de miradas. Ambos Uchiha se volvieron a ver a Naruto— ¿Todo es siempre acerca de lo que Sasuke puede lograr y no hace?, ¿de lo mal que hace ver al clan?, ¿de lo poco que importan los sentimientos de los demás mientras se alcancen las metas?

 

Itachi comenzó a agitar su cabeza negando lo que Naruto decía. No era un Uchiha, no podría comprender nunca lo que significaba serlo y ser alguien como Sasuke, que buscaba destruirlos desde adentro con sus irresponsabilidades y poca colaboración. Estaba a punto de interrumpirlo para ordenarle que se callara y volver a su conversación con su hermano, pero lo próximo que le escuchó decir hizo que se le comenzara a helar la sangre en las venas.

 

—No quiero ni pensar cómo estás criando a Kei bajo ese tipo de convicciones —Itachi hizo un alto completo en sus movimientos, sus ojos fríos clavados en los azules de Naruto—, pero te aseguro que ningún clan vale lo suficiente como para atar la felicidad de tu familia a sus caprichos.

 

A Sasuke le parecía que era la primera vez que veía a Itachi realmente irritado. Sus ojos eran tan atemorizantes que por un momento no lo reconoció y quiso dar un paso atrás, guardar distancia, ponerse a salvo. Pero Naruto apretó su brazo en ese instante y lo hizo recordar que estaba a su lado. Al girar su rostro para mirarlo se dio cuenta que su amante estaba asustado. Itachi estaba dándole una mirada de completo horror a él específicamente, y cualquier especie viva en el ancho mundo sabría que su vida corría peligro inmediato una vez que era merecedor de tan terrible presagio.

 

—¿Cómo te atreves? —empezó a decir Itachi, y su voz pareció ensombrecer la habitación— ¿Vienes a mi casa a armar un escándalo con tu ridículo padre y ahora te atreves a juzgarme por la forma cómo crío a mi hijo?

 

Sasuke se puso frente a Naruto en actitud defensiva sin soltar en ningún momento su mano. Itachi estaba enojado y parecía que las cosas no iban a terminar bien para el otro hombre de seguir así.

 

—¿Quién te ha dado el permiso de meterte?, ¿de decirte que estaba bien abrir tu boca para juzgarnos? ¿A ti que no eres más que un pobre error mal calculado de tus padres y que tienes una hija que es a la vez un error tuyo?

 

Naruto no hizo más que abrir sus ojos desmesuradamente y palidecer. Sasuke lo imitó. Cómo era que Itachi sabía todo eso. ¿Acaso había estado investigando a la familia Uzumaki?

 

Naruto contenía la voz en su garganta, pero no hubiera podido hablar aunque hubiera querido. Itachi continuaba hiriéndolo con cada sonido nuevo que salía de sus labios.

 

—No creas que no sé quién eres —continuó, su voz ahora más terrible que nunca sabiendo que había dejado a los dos frente a él sin hablar—. Sé muy bien de dónde has venido y lo que eres ahora. Me das risa, hablándome a mí de criar a mi hijo cuando apenas tuviste a alguien para criarte a ti y, por lo que sé, no lo haces tan bien con tu cría en este momento.

 

Itachi hubiera caído al piso de no haber estado el sofá exactamente detrás. Se tocó un costado de la cara y sintió que le dolía. No había visto venir ningún movimiento de Sasuke, así que el golpe lo había tomado por sorpresa. Miró a su hermano menor que lo observaba con los ojos muy abiertos, lo más cercano a una expresión de sorpresa en su rostro, y a Naruto todavía detrás de su novio muy aturdido por lo que había estado escuchando y lo que acababa de presenciar como para ponerse de acuerdo consigo mismo y decidirse por una mueca en particular. Sin embargo, fue él quien rompió el atónito silencio por los demás.

 

—¡¡Pa-papá!! ¡¿Qué crees que estás haciendo?!

 

Minato se incorporó. Aún tenía el puño levantado y una sonrisa comenzaba a posarse en su rostro. Miró a Itachi que lo veía aún sin comprender qué era lo que había pasado y luego se giró hacia su hijo detrás de Sasuke.

 

—¡Ah, eso se sintió TAN bien!

 

Sasuke miraba a Minato como si fuera un ser de otro mundo. Acababa de golpear, y no solo golpear —Sasuke podía hacer tanto así—, y arrojar a Itachi Uchiha contra el sofá sin que este se diera cuenta de lo que le había pasado. De pronto, comenzó a sentir un nuevo tipo de respeto por el padre de Naruto.

 

Pero Minato se dirigió inmediatamente a Itachi otra vez.

 

—Disculpa las molestias causadas —le dijo mirándolo irónicamente y sin nada del respeto que había mostrado al poner pie en la casa ese día más temprano—, no volveremos a importunarte nunca más —luego se volvió y tomó de la mano a Naruto—. Nos vamos.

 

Su hijo aún lo miraba con los ojos muy abiertos, pero se dejó guiar por su padre hasta la puerta sin contestar nada. Sasuke estaba sujeto de su otra mano así que lo jaló consigo también.

 

Itachi aún no entendía muy bien que había sido golpeado por Minato, así que se quedó sentado en el sofá pensando qué había ocurrido hasta mucho después que la cerradura de la puerta se dejara escuchar en la casa.

 

-...-

 

En la escuela, había llegado la hora del almuerzo y Kei comenzó a desarrollar lo que sería una larga obsesión que quizá nunca en su vida se le quitaría. Esta empezó con Kyoko mostrándole el video en su celular sobre sus proezas al cortar las patatas. Muy a su pesar, Kei tuvo que admitir que quizá, después de todo y todas las pruebas contrarias, Kyoko tenía otro tipo de destrezas además de las de los deportes. La niña se sintió satisfecha con solo esta pequeña admisión y comenzó a probar de su almuerzo contenta. Solo que se pasó la mitad de la comida tratando de impedir que Kei le robara algo de su plato después que le informara que su padre ya no le permitía venderle su almuerzo.

 

Kei se sentía desdichado por su mala suerte y se preguntaba preocupado si algún día podría volver a ser el de antes; aquel que no sentía apego por ninguna comida en específico y a quien le daba igual lo que comiera o no. También estaba un poco molesto por el hecho de que Kyoko se mostrara tan mezquina con su comida, como si supiera lo mucho que el pequeño Uchiha la necesitaba para volver a su ritmo de vida normal. Aún le quedaba un poco de la comida que Naruto le había enviado la noche anterior y la había traído como almuerzo ese día, así que en realidad la falta de alimento no le preocupaba mucho en ese exacto momento, pero se preguntaba qué podría hacer al día siguiente para obtener la única comida que lo podía sostener ahora.

 

Se la pasó todo el almuerzo distraído por esto y Kyoko se enojó con él por no prestarle atención cuando le explicaba lo difícil que resultaría hacer la tarea de matemáticas de ese fin de semana. Al final del almuerzo se fue muy ofendida porque Kei no simpatizara con sus preocupaciones y lo único que le importara fuera la comida.

 

Kei tenía mucho que planear ese día, así que no se dio cuenta del enojo de Kyoko —y esto la enojó aun más—. Por lo que cuando llegó la hora de la salida se despidió de su compañera con un gesto ausente y se dirigió a la limusina que lo esperaba en la entrada del colegio como todos los días. A otros niños también los recogían en autos similares en esa escuela, así que no era nada poco habitual; la única salvedad era que el transporte de Kei tenía el privilegio de estacionarse justo en la entrada del colegio, mientras que los transportes del resto de niños esperaban a los lados o en la acera en frente.

 

Kei fue saludado respetuosamente por su conductor y subió al auto. Casi había olvidado que tendría que ir al dojo primero, como había acordado con su tío Sasuke, y solo lo recordó después de que su conductor se lo consultara.

 

Unos minutos después, llegó a la casa principal de los Uchiha y fue saludado y reverenciado como era usual cuando se aparecía por ese lugar. Kei no le daba mucha importancia a esta rutina servil; impaciente por empezar su práctica de ese día. Sasuke era un instructor muy estricto, pero Kei estaba seguro que al final lo haría más fuerte y eso lo entusiasmaba. Además, solía hablar mucho con él cuando entrenaban y Kei no tenía que demostrar que sabía todo y era el niño perfecto en tales circunstancias.

 

Unos minutos después, Mikoto lo detuvo desde la puerta de una sala al lado del pasadizo por la que él transitaba. Le informó que Sasuke aún no había llegado y le preguntó si deseaba esperarlo tomando un poco de té con ella. Kei disimuló un gesto de desaliento antes de hacerle una reverencia y aceptar cortésmente. Pero después de beber la mitad del contenido de su taza, comenzó a ponerse impaciente. Quizá el viejo había olvidado que tenía práctica con él ese día. Era improbable, ya que había sido su idea desde el comienzo, pero no podía sacarse de la cabeza la sensación de que algo había pasado.

 

Kei esperó unos minutos más y luego, disculpándose con su ceremoniosa abuela, sacó el celular del bolsillo de su maleta. Se tardó todavía unos segundos en ubicar el número de su tío, ya que nunca lo había llamado antes, y después de oprimir el botón para hablar puso el aparato sobre su oreja.

 

Sasuke estaba en casa de Naruto, sentado en la mesa de su cocina cuando su teléfono comenzó a sonar. Vio el nombre en la pantalla y se excusó con Minato y Naruto mientras salía al pasillo al lado de la puerta de la casa. Cuando su voz llegó hasta Kei era una mezcla de cansancio y molestia.

 

—Lo olvidé. ¿Lo dejamos para mañana?

 

Kei estuvo callado unos segundos. Luego comenzó a juntar sus cejas lentamente y finalmente entrecerró los ojos, irritado.

 

—Estoy en el dojo Uchiha ya, ¿qué quieres que haga?, ¿que regresa a casa?

 

Sasuke reflexionó sobre esto unos instantes. Quizá no era buena idea dejar que Kei llegara a casa para encontrarse a Itachi en el estado que seguramente se encontraba en esos momentos.

 

—No... eh...

 

Kei puso un gesto intrigado en su rostro. Su tío sí podía darse el lujo de dudar cuando estaba a punto de formar una sentencia. Interesante.

 

—No es buena idea que regreses a casa ahora. ¿Por qué no te quedas ahí con tu abuela por un rato?

 

Kei levantó su mirada para observar a la otra integrante de la habitación y Mikoto le sonrió tiernamente como respuesta.

 

—¡De ninguna manera! —gritó inmediatamente en protesta.

 

Sasuke empezaba a perder la paciencia con el pequeño. ¿Desde cuándo se mostraba tan ofendido con él? Usualmente eran tan indiferentes a lo que el otro hiciera o dejara de hacer que nunca habían llegado a molestarse en lo que hicieran o dejaran de hacer. Sin embargo, no tuvo tiempo de contestarle nada más, ya que un sonido a su lado devolvió su atención a sus alrededores.

 

Se giró en redondo y vio a Kyoko Uzumaki, quien aún tenía la mano en la perilla de la puerta y lo miraba con los ojos muy abiertos. Ambos se quedaron en silencio por un momento incómodo. Kyoko seguramente preguntándose qué hacía el Uchiha en su casa otra vez y Sasuke preguntándose qué decirle a la pequeña.

 

—Ya vine... —se le salió a Kyoko como de costumbre cuando anunciaba que llegaba de la escuela.

 

—Bienvenida... —le respondió Sasuke antes de poder evitarlo.

 

Kei escuchó algo más, una puerta abrirse y la voz del padre de Kyoko saludándola y llevándosela a algún sitio. Luego un suspiro, debía ser de su tío Sasuke. Y otro luego después, Sasuke dirigiéndose a él.

 

—Tienes que quedarte ahí. No puedes ir a casa ahora.

 

Kei perdió la paciencia.

 

—Estás en la casa Uzumaki y por eso no puedes venir aquí, ¿verdad? —Sasuke no le respondió— Me haces venir hasta aquí en vano y ni siquiera me quieres dar una explicación al respecto —Kei sabía que era inútil, Sasuke nunca le daba explicaciones a nadie—, prefieres quedarte ahí que...

 

Sasuke pareció cambiar de parecer al escucharlo decir esto, porque lo interrumpió en ese momento.

 

—Ven, entonces. Si no te quieres quedar ahí, dile al chofer que te traiga. Yo te llevaré después de vuelta a casa.

 

Kei se quedó mirando su teléfono como si de pronto hubiera obtenido la capacidad de decir mentiras, pero como eso no podía ser, se lo volvió a colocar en el oído.

 

—Está bien —y colgó.

 

Sasuke también colgó y aún aturdido se dirigió a la cocina. Tres pares de ojos azules idénticos se giraron a mirarlo inmediatamente, el Uchiha pensó que nunca había estado tan cerca de ponerse nervioso como en esa ocasión. Fue Naruto quien se acercó y lo guio a una silla libre al lado de Kyoko que empezaba a almorzar. Levantó una copa de té que Sasuke tenía al frente y haciéndole un gesto pidiéndole calma se fue a la cocina a llenarla otra vez.

 

Minato decidió ayudar a la pareja y le preguntó quién lo había llamado, con la esperanza de cambiar la conversación hacia aguas más tranquilas. Sasuke les contó que estaba entrenando a Kei y que había olvidado avisarle que ese día no iría al dojo con él.

 

—Le dije que viniera. Espero que eso no les cause molestias.

 

Naruto intervino al instante.

 

—No, claro que no. Lo mejor es que no esté cerca de su padre en este momento.

 

Kyoko parecía más alerta ahora que el nombre de Kei se metía en la conversación.

 

—¿Kei va a venir?

 

Sasuke asintió una vez.

 

—Oh no, ¡mi cuarto está hecho un desastre!

 

Naruto no tuvo tiempo de detenerla antes que saliera corriendo hacia el pasillo.

 

—¡Kyoko, tu comida! ¡Puedes arreglar tu habitación después de comer! —Kyoko no le respondió y Naruto lanzó un suspiro— Tendré que calentarla otra vez —y se llevó el plato de comida consigo.

 

Minato y Sasuke aún se miraban como si no hubieran terminado de decirse todo lo que tenían en su interior. Aunque parecería que ya lo hubieran hecho después de habérselas pasado esas últimas dos horas hablando y hablando.

 

—No tengo por qué decírtelo, pero todo esto no hará más que traerle problemas a Naruto.

 

—Papá... —protestó por lo que le parecía la enésima vez Naruto.

 

—Sé que no debo meterme, pero no puedo hacer más que preocuparme por ustedes dos. Tu familia parece ser muy cerrada con respecto a este tipo de cosas, Sasuke.

 

Sasuke asintió con la cabeza y cruzó sus manos encima de la mesa.

 

—Lo sé, es por eso que la dejaré fuera de esto.

 

Minato levantó una ceja.

 

—No parece que lo estés haciendo.

 

Naruto le dio una ligera palmada en su brazo al pasar por el lado de su padre otra vez. Lo había venido haciendo durante todo el día, cuando quiera que creía que su padre hablaba de más. Sasuke continuó.

 

—Acabo de tomar esa decisión ahora. Después de escuchar a Itachi... no tengo ningún remordimiento en dejar el clan Uchiha de una vez por todas.

 

Naruto se sentó a su lado en ese momento.

 

—No seas tonto, Sasuke, es tu familia. Uno no aparta a su familia solo porque tiene una discusión con ellos.

 

Sasuke tomó la mano de Naruto y este se tensó inmediatamente. Todavía no estaba acostumbrado a que lo tocara tan libremente frente a otras personas, especialmente su padre.

 

—No es por ti, Naruto —el otro hombre sintió como si tuviera un deja vu, pero no podía situar el momento exacto de cuándo había vivido esa escena anteriormente—, fuiste el detonante, pero ya lo había pensado desde hacía más de ocho años. Supongo que quería creer que algunos de ellos todavía podían cambiar, pero me doy cuenta que solo me estaba engañando a mí mismo.

 

Naruto serenó sus facciones y posó otra de sus manos sobre las de Sasuke que sostenían la primera. Se sentía un poco aliviado, no quería ser la causa de otra ruptura familiar, ya había tenido suficientes problemas cuando había pasado lo mismo con Hinata...

 

Los ojos de Naruto se quedaron mirando el vacío un momento. Eso era otra vez. Como si su vida se comenzara a poner en movimiento sobre una rueda con los hechos del pasado que volvían para perseguirlo. Agitó su cabeza con fuerza.

 

Minato seguía cuestionando a Sasuke sobre sus motivos y este seguía respondiéndole lo mejor que podía con la ocasional intervención de Naruto. Se habían pasado la mayor parte de la mañana en esto desde que dejaran la casa de Itachi. Pero dejaron su conversación pendiente cuando unos diez minutos después Kyoko apareció una vez más para unirse en la conversación. Se había cambiado el uniforme y parecía más tranquila que antes.

 

Naruto le acercó el nuevo plato de comida caliente y le advirtió que no se lo calentaría una segunda vez. Kyoko le agradeció y comenzó a comer. Al poco sonó la puerta y Naruto salió a abrir.

 

Cuando regresó, traía cogido de los hombros a Kei, quien parecía un poco amedrentado por la cercanía del padre de Kyoko. Su amiga lo saludó desde la mesa de la cocina con la mano y él le devolvió el saludo con una inclinación de la cabeza. Luego volteó a ver a Sasuke y le hizo otro gesto de saludo más breve. Naruto le preguntó si quería almorzar algo con Kyoko y Kei aceptó inmediatamente.

 

Kei se vio libre finalmente. Naruto se había dirigido a la cocina a preparar un plato para el pequeño Uchiha y este parecía de mejor humor solo por la promesa de más comida. Pero no por mucho tiempo. De pronto, un hombre alto y desconocido se paró frente a él y lo miró con unos ojos azules penetrantes que dejaron a Kei preguntándose si todos los miembros de la familia Uzumaki eran tan parecidos entre sí.

 

Buscó con la mirada una ayuda y se topó con la mirada de Sasuke.

 

—Es el abuelo de Kyoko, Minato Namikaze.

 

Kei asintió una vez y luego hizo una pequeña reverencia con la cabeza mientras se presentaba como acostumbraba hacer con todas las personas mayores.

 

—Kei Uchiha.

 

Minato creía que Kei era la viva imagen de su padre. Su cabello era del exacto mismo color y sus ojos tenían los mismos rasgos que los de su progenitor, incluso la forma de su cuerpo era exactamente igual a como recordaba la de su padre, pero en una escala menor, obviamente. La única diferencia entre los dos era el largo de su cabello; mientras Itachi tenía su largo cabello atado en su nuca, Kei lo tenía corto, cayendo en pequeñas capas a los lados de su cara y un poco más corto en la parte trasera de su cabeza.

 

También recordaba que Itachi había hecho el mismo gesto cuando había conocido a Minato, el mismo tipo de saludo para presentarse y la misma expresión en su rostro al estar parado frente a él, sin delatar ninguna expresión. Minato no pudo contenerse de pensar que el niño era adorable.

 

—Oh, qué buen niño eres — exclamó mientras estrechaba al pequeño en un fuerte abrazo.

 

Kei no respondió nada. Estaba demasiado preocupado y asustado por encontrarse de pronto en los brazos de un desconocido como para reaccionar de alguna forma; preocupado, preguntándose si se trataría de algún pervertido, y asustado porque era la primera vez que recordaba que alguien lo abrazaba en toda su vida.

 

—Te estás esforzando mucho por serlo, ¿no es así? —le preguntó el escritor acariciando su cabello y poniéndose de pronto a su altura hincándose en un pie. Kei comenzó a sonrojarse muy a su pesar.

 

—Papá, ¿quieres dejarlo?, ¿lo estás asustando?

 

Kyoko había comenzado a reír y a comentar lo «buen» niño que Kei era en la escuela contando alguna de las antiguas bromas que se hacían mutuamente. Sasuke intervino en estos relatos con más preguntas, claro, muy divertido por la cara de mortificación que se había formado en el rostro de su sobrino. Kei repentinamente deseó estar a solas con Kyoko para amordazarla.

 

—Basta, Kyoko. Come y calla —le advirtió Naruto mientras depositaba el plato con comida en uno de los asientos libres de la mesa y le hacía un gesto a Sasuke de no darle más cuerda para que siguiera avergonzando a su sobrino—. Sasuke...

 

—Está bien, está bien —respondió el Uchiha cubriendo su boca.

 

—Kei, por favor, toma asiento.

 

Kei asintió inmediatamente y se dirigió hacia el puesto que Naruto había preparado para él en la mesa. Una vez que vio la comida ante él, olvidó todo el enojo con su tío por haberlo dejado esperando en el dojo; dichoso de poder comer algo placentero otra vez. Pero, al parecer, Kyoko no había olvidado ese pequeño detalle.

 

—Entonces, ¿cómo así están todos aquí? Pensé que hoy tenías más turnos en tu trabajo, papá, y por eso era que abue se quedaba conmigo.

 

Naruto comenzó a rascar su cabeza nerviosamente, buscando una explicación satisfactoria para su curiosa hija.

 

—Pasaron algunas cosas... Nada grave. Y, bueno, tuve que regresar a casa.

 

Kyoko y Kei lo miraron intrigados.

 

—¿Es por eso que el tío de Kei está aquí?

 

Sasuke comenzó a mirar incómodamente a la niña Uzumaki. Esto también se estaba convirtiendo en un problema.

 

Pero, para suerte de ambos, Minato decidió intervenir para ayudarlos.

 

—En realidad fue mi culpa —todos giraron sus cabezas en su dirección—. Ya me conoces, Kyoko, solo me preocupo por ti y por tu padre. Tuve un malentendido con Sasuke y Naruto tuvo que venir a solucionarlo.

 

Kyoko parecía muy interesada por esto

 

—¿Eh? ¿No me digas que se estuvieron peleando?

 

Kei no perdía ni uno de los gestos de los tres adultos frente a él. Después de todo, él sabía muchas cosas que Kyoko desconocía.

 

—No, claro que no —Naruto intervino otra vez—. Finalmente todo se solucionó. Por favor, Kyoko, termina tu comida. Se te va a enfriar otra vez y ya te he dicho que no pienso calentarla por segunda ocasión.

 

Su hija obedeció pero aún se preguntaba muchas cosas cuando el sonido del timbre en la puerta hizo que todos los adultos en la cocina volvieran a sobresaltarse. Minato, Naruto y Sasuke se miraron entre sí, tensos y nerviosos por algo, observó Kei. Naruto hizo un gesto para levantarse a abrir la puerta como la vez anterior, pero Minato lo detuvo.

 

—Permíteme.

 

Y antes que Naruto pudiera protestar salió hacia el pasadizo. Él y Sasuke intercambiaron un par de miradas tensas por unos segundos hasta que la puerta de la cocina se abrió nuevamente.

 

Pero la figura que se asomó no era el hombre a quien esperaban ver.

 

Naruto no tuvo tiempo de reaccionar antes que un par de delgados brazos se colgaran de su cuello y un cabello oscuro se hundiera sobre su pecho.

 

—¡Naruto! ¡Hace tanto tiempo que no te veía!

 

Sasuke miraba a la mujer como si fuera una aparición, pero no pudo menos que ponerse de pie en el acto.

 

Naruto trató de salir de su estupor para reconocer a la persona en sus brazos. Minato los observaba sonriente desde la entrada.

 

—¿Qui-quién...? —cuando por fin pudo ver el rostro de la mujer, una sonrisa sincera comenzó a formarse en sus labios. Sasuke estaba completamente horrorizado— ¿Hanabi?

Post a comment

Please login to post comments.

Comments

Nothing but crickets. Please be a good citizen and post a comment for hikarishiroki