Doce años: Chapter 12

Published Jan 14, 2013, 11:26:08 PM UTC | Last updated Jan 27, 2014, 11:10:39 PM | Total Chapters 16

Story Summary

Writen in spanish. SasuNaru. AU. Naruto es padre de Kyoko, y desde que su esposa Hinata murió se ha empeñado en criar a su hija de la mejor forma que puede, aun cuando Kyoko llega llorando de la escuela y acusa a un tal Kei Uchiha de hacer su vida miserable.

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Chapter 12: Chapter 12

Fandom: Naruto.

Calificación: mayores de 14 años.

Género: yaoi, drama, humor.

Declaración: el concepto y la idea original de Naruto pertenecen a Masashi Kishimoto.

Advertencias: besos entre dos hombres.

 

 

Doce años

Capítulo 12

-…-

por Hikari Shiroki

 

-…-

-…-

 

 

El teléfono de la cocina comenzó a sonar y Kyoko, la más próxima a él en ese momento, se adelantó para contestar. La voz de Hanabi, la hermana menor de su madre, se escuchaba muy lejana y con un poco de interferencia; por lo que le dijo que esperara un momento mientras se cambiaba al teléfono inalámbrico de la sala y le contestaba desde ahí. Naruto, quien estaba lavando los platos después de la cena, observó a su hija alejarse y un poco de la tensión que se había subido a sus hombros durante la velada con Sasuke y ella se deslizó finalmente de su cuerpo. El Uchiha a su lado sonreía.

 

—¿Hanabi de los Hyuuga? —la voz pausada y grave de Sasuke hizo que se girara sy cabeza hacia él, y aunque sus mejillas ya se estaban comenzando a poner muy rojas, al darse cuenta que ahora estaba solos, aún pudo sonreírle y asentir aparentando una normalidad que estaba muy lejos de sentir.

 

Su cuerpo estaba adoptando la mala costumbre de encarnarse y subir de temperatura cada que pensaba o estaba al lado de Sasuke. Era algo que tenía que comenzar a controlar inmediatamente, si Naruto quería tener siquiera una esperanza de aparentar normalidad con otras personas. Con el mismo Uchiha parado a su lado estaba resultando una tarea imposible.

 

—Es la hermana menor de Hinata —le explicó con un hilo de voz que trató de ocultar aclarándose la garganta—. Ella y Kyoko siempre han sido muy unidas —le reveló una vez que pudo controlar nuevamente sus cuerdas vocales.

 

Sasuke asintió lentamente sin quitar sus ojos de los de Naruto. El joven padre casi podía ver la tensión pendiente en el aire entre ellos. Después de agitar la cabeza con vigor volvió a sus platos. No pudo evitar sonrojarse al sentir los profundos ojos oscuros de Sasuke aún clavados en su rostro, pero al menos intentaría aparentar tranquilidad.

 

—La conozco. O lo hice cuando ella era una niña —le comentó Sasuke después de un momento.

 

Seguidamente a estas palabras, Naruto recordó que Sasuke había estado comprometido con Hinata y que, por lo tanto, debía conocer a la familia de su esposa. Un pequeño escalofrío comenzó a recorrer su cuerpo al pensar en ambos juntos en algún momento.

 

—Conociste a Hinata también, claro —le dijo bajando la mirada, pero con demasiada curiosidad como para contenerse.

 

Sasuke adoptó una expresión seria al escuchar esto. Realmente no era el tipo de conversación que deseaba tener con Naruto, pero aun así le respondió, en vista que el otro hombre parecía muy interesado en su respuesta.

 

—Sí, cuando teníamos como ocho años.

 

Naruto ya había terminado de lavar los platos y se comenzaba a secar las manos, así que giró su cuerpo hacia Sasuke un segundo después. Tenía las mangas de la camisa arremangadas y el Uchiha recordó con cierta comodidad que lucía de la misma manera cuando lo vio por primera vez en la puerta del penthouse de su hermano.

 

—Fue la misma edad en que la conocí yo también. Era muy tímida entonces, ¿no es verdad? —le dijo Naruto, mucho menos nervioso de lo que había estado hacía unos segundos.

 

—No lo recuerdo —la mano de Sasuke vagó hacia el cabello del otro hombre y luego se detuvo en las cercanías de su cara, acariciando apenas su perfecto rostro. Quería volver a besarlo, pero entendía que no era lo más correcto estando Kyoko en la otra habitación.

 

Naruto bajó la mirada un momento después, volviendo a sonrojarse. Ahí se iba su tranquilidad momentánea. No entendía cómo Sasuke podía ponerlo de esa forma ahora con solo tocarlo. Ciertamente hacía unos días se hubiera reído si alguien le hubiera dicho que terminaría experimentando las sensaciones tan extrañas que el toque de otro hombre lo hacían sentir. Decidió separarse por el momento, así que se dirigió a la mesa ya limpia y tomó asiento, indicándole a Sasuke que hiciera lo mismo.

 

—Se debió haber sentido muy extraño, estar comprometido a los ocho años —le dijo batallando todavía por encontrar un tema de conversación que alejara su mente de la perturbadora presencia del otro hombre.

 

Sasuke apoyó su rostro en una de sus manos mientras tomaba asiento. Naruto aún seguía balbuceando algo y él creía que era la cosa más adorable que había visto en su vida.

 

—No lo sé, tenía ocho años —le respondió empezando a sonreír.

 

—Sí, claro —el rostro de Naruto había vuelto a ponerse encarnado después de ver este gesto del Uchiha. Sasuke sí que era atractivo, pensó antes de poder evitarlo, y mortificándose interiormente después de hacerlo—. Ya veo. Por supuesto...

 

—Naruto —él levantó su cabeza inmediatamente—, ¿por qué estás tan nervioso?

 

¿Nervioso? ¿Que por qué estaba tan nervioso? Debía estar bromeando. Apenas y podía contenerse para no salir corriendo a la calle. No ayudaba que de pronto hubiera notado lo excepcionalmente guapo que era el otro hombre y lo erótico de cada gesto que hacía o mirada que le daba. ¿Qué acaso no se daba cuenta de la forma cómo lo miraba? Naruto tan solo se había dado cuenta la noche anterior, pero ahora que la veía no podía entender cómo podía pasar desapercibida para el resto de personas. Si en algún momento, alguien los veía juntos y los observaba más que superficialmente, enseguida sabría que Sasuke estaba interesado en Naruto como algo más que un simple amigo. ¿Por qué no habría de estar nervioso? Además habían estado hablando de su difunta esposa con su exprometido que ahora resultaba que era su amant...

 

La cabeza de Naruto se tornó roja de golpe. Sasuke sabía que eso no podía ser saludable.

 

—Maldición. No tienes nada de tacto para decir las cosas —le reclamó girando la cabeza hacia un lado irritado. Sasuke solo pudo sonreír ante este gesto.

 

—Está bien. Tendré más cuidado —y aunque sabía que no debería hacerlo extendió su mano para tocar el contorno de la cara de Naruto otra vez—. ¿Quieres ir a algún lado esta noche?

 

Naruto negó lentamente con la cabeza, perdiéndose otra vez en los profundos ojos negros de Sasuke. Casi tenía miedo de perder ese contacto, pero reflexionaba que no podía dejar por más tiempo que sus emociones tomaran el control de sus pensamientos.

 

—No puedo, tengo que levantarme temprano para trabajar mañana. Además no puedo dejar sola a Kyoko —y aunque sabía que no era una buena idea, no quitó la mano con la que Sasuke lo acariciaba.

 

El Uchiha asintió una vez y luego de un segundo de indecisión retiró su mano.

 

—Entonces, ¿debo regresar a casa?

 

Naruto se comenzó a sentir un poco perdido sin la mano de Sasuke tocando su rostro. Miró nerviosamente el reloj de la cocina y luego comenzó a rascar su cabeza.

 

—Son cerca de las nueve todavía... Si quieres, podemos ver algo en la televisión.

 

Cuando estuvieron de acuerdo en una película se dirigieron a la sala. Kyoko estaba sentada en la alfombra al lado de la mesa de centro hablando por teléfono con su tía Hanabi; así que cuando Naruto le hizo un gesto para indicarle que iba a encender la televisión, Kyoko asintió de prisa, dándose por enterada, y se dirigió a su habitación para seguir con su conversación.

 

Sasuke vio esta pequeña interacción y no pudo dejar de pensar en Kei, quien seguramente en ese momento estaba sentado en la sala con su padre leyendo un libro sin intercambiar una sola palabra.

 

Ese día habían ido al dojo de la casa principal y habían comenzado a entrenar. Kei era un niño muy hábil, pero le faltaba las técnicas básicas que los demás niños del clan aprendían a temprana edad. Sasuke lo puso a hacer una secuencia de puñetazos de tres golpes simples todo el día hasta que Kei no pudo levantar sus puños una sola vez más. Aún no podía lograr que salieran tan derechos y precisos como deseaba, así que no pensaba pasar de ese ejercicio hasta que los tuviera dominados.

 

El regreso a casa había sido tranquilo porque Kei se había quedado dormido en el asiento trasero del auto de Sasuke. Recordaba que Mikoto les había mandado preparar un pequeño refrigerio antes que regresaran a casa, pero Kei no había probado gran cosa. Tampoco había almorzado nada esa tarde y se preguntaba si habría cenado algo con su padre.

 

Kyoko llegó riendo a reunirse con ellos cuando Naruto terminaba de poner el disco de la película en su reproductor de dvd.

 

—No sabes lo gracioso que fue cuando tía Hanabi se enteró que estabas comenzando a salir en citas otra vez, papá —Naruto miró incómodamente a Sasuke después de este comentario—. Casi comienza a gritar de lo sorprendida que estaba.

 

Su padre adoptó un tono serio al contestarle.

 

—Pero ya sabes que no estoy saliendo ahora —aclaró muy acaloradamente—. ¿Por qué tenías que contarle eso?

 

—Sí, sí, lo sé —se rio su hija todavía muy divertida por su conversación anterior como para notar la mortificación de su padre—. Pero no me pude resistir. Fue muy gracioso.

 

Naruto lanzó un suspiro y se sentó en el sofá al lado de Sasuke, aunque a una prudente distancia.

 

—¿Pero le aclaraste la situación?

 

—Sí, sí, no te preocupes —finalmente Kyoko volvió a tomar asiento en la alfombra cerca de la mesa donde tenía sus cuadernos y libros abiertos.

 

Sasuke la observó con curiosidad por unos segundos.

 

—Tú estudias karate, ¿no es así? —se decidió a preguntarle finalmente.

 

Kyoko levantó inmediatamente la cabeza.

 

—Sí, soy cinta negra desde hace un año.

 

—Y es «taaan» humilde al respecto —completó Naruto, riendo cuando su hija se volvió hacia él con un rostro entre irritado y avergonzado.

 

—Kei empezó su entrenamiento hoy.

 

Kyoko cambió de expresión inmediatamente.

 

—Me lo dijo. Tú lo estás entrenando ahora, ¿no es así?

 

Sasuke la miró un poco extrañado.

 

—¿Te lo dijo?

 

Kyoko volvió a asentir.

 

—Sí, durante el almuerzo de ayer.

 

Sasuke volvió a quedar más extrañado que antes.

 

—¿Comieron juntos ayer?

 

Kyoko volvió sus ojos a su cuaderno y siguió escribiendo unas cosas más.

 

—Y hoy también, aunque yo casi no comí.

 

Naruto intervino ante esto.

 

—¿No comiste?, ¿hubo algo malo con tu almuerzo?

 

Kyoko negó inmediatamente.

 

—No, no, claro que no, papá. Es solo que Kei me pagó 5000 yenes por mi almuerzo y no me pude rehusar.

 

—¡¿Le vendiste tu almuerzo a otro niño?!

 

Sasuke escuchó intrigado las respuestas que le daba su hija a Naruto. Escuchaba cómo Kei actuaba en la escuela y no podía evitar sentirse perplejo por esto. Ese no podía ser su sobrino. Imposible. Aunque lo había notado algo cambiado esas semanas, no podía creerlo aún del todo.

 

Cuando Naruto concluyó la conversación con su hija haciéndole prometer que no volvería a cambiar su almuerzo por dinero, Sasuke pudo intervenir otra vez.

 

—Eso es muy raro. En casa no comió nada.

 

Naruto volteó a verlo preocupado.

 

—¿Tal vez el almuerzo le cayó mal? ¿Qué clase de comida está acostumbrado a comer?

 

Sasuke se recostó en el respaldar del sofá extendiendo sus brazos sobre el lomo de este para ponerse cómodo. Naruto notó que lo hacía con un gesto muy casual, pero en realidad lo había meditado desde el comienzo.

 

—Usualmente lleva comida embolsada a la escuela. Y, en casa, Itachi lo alimenta con congelados y comida a medio preparar.

 

Ambos Uzumaki hicieron un gesto aprensivo ante esto.

 

—Sabía que llevaba esa comida a la escuela, pero no sabía que la comía todo el tiempo...

 

Naruto escuchó horrorizado a su hija confirmar lo que Sasuke decía. Cómo se podía criar a un niño así. En el libro de Hinata decía muy claramente que la comida preparada con cariño y esfuerzo acrecentaba no solo la salud del niño, sino también su crecimiento espiritual y psicológico. Se lo dijo así a Sasuke y este solo hizo un gesto de incomprensión. Naruto lanzó un suspiro resignado y puso en marcha la película.

 

A la media hora, Kyoko se despidió de Sasuke y le deseó las buenas noches a Naruto; concluidos sus deberes del día se retiraba tranquilamente a acostar.

 

Una vez que Sasuke escuchó la puerta del cuarto de Kyoko cerrarse se inclinó sobre el otro hombre y le quitó el control remoto que tenía apretando nerviosamente en sus manos durante todo ese rato. Naruto iba a protestar por esta acción cuando se dio cuenta que el Uchiha comenzaba a subir el volumen de la televisión. La hora no era la más adecuada para tanto ruido, pero no tuvo tiempo de balbucear una sola palabra de protesta. Sasuke le cubrió la boca con sus labios después de volver a inclinarse y arrinconarlo hacia su lado del sofá.

 

Fue diferente que la primera vez. El cuerpo entero de Sasuke estaba sobre el suyo en esta ocasión y sus besos eran más salvajes que en su primer encuentro en el auto del Uchiha. Sin darse cuenta de sus propias acciones, las manos de Naruto se deslizaron por su nuca atrayéndolo aun más hacia el interior de su boca.

 

Naruto nunca se había sentido de esa manera. Muy en el fondo de su mente había una pequeña voz protestando por ser él quien fuera besado y no al revés. Sentía que su masculinidad había sufrido un grave atropello y estaba irritado al respecto. Pero la otra parte de su mente, la más cercana a su realidad actual, solo sentía placer de las sensaciones que poco a poco el Uchiha lograba meter en su interior. Era como si de pronto otra persona se hubiera apoderado de su cuerpo. Una persona que deseaba tanto a Sasuke como Sasuke parecía desearlo a él. Naruto aún no terminaba de entender de dónde habría salido esta nueva persona, pero entre la lengua de Sasuke dentro de su boca quitándole el aliento, el calor de su cuerpo sobre el suyo rozándose por completo, sus manos acariciando sus costados y poco a poco subiendo hasta su pecho, a Naruto no le importaba demasiado preocuparse por responder a esa pregunta.

 

Sasuke estaba en el cielo. No, más correctamente en el paraíso. No, más correctamente en el paraíso junto al más hermoso de los ángeles. Naruto se movía deliciosamente bajo él. Aún inexperimentado, realizaba todas las demandas que Sasuke le exigía. Cuando lo besó, Naruto abrió su boca luego que Sasuke le pidiera acceso con su lengua. Cuando se adentró en ella, posó sus manos sobre su cabello y comenzó a acariciarlo. Cuando presionó su cuerpo contra el de su amante, este le devolvió la presión con la misma intensidad.

 

Sasuke estaba completamente seguro que adoraba a la persona en sus brazos, y que podría pasar el resto de la eternidad de esa manera con él y nunca cansarse de ello. Y cuando los créditos de la película olvidada comenzaron a aparecer en la pantalla y ambos aún seguían enfrascados en su batalla de besos parecía que eso era exactamente lo que el Uchiha pretendía hacer.

 

Pero, repentinamente, un movimiento de Naruto bajo él, que casualmente alcanzó a rozar el interior de la entrepierna de Sasuke, le hizo darse cuenta que si no se calmaba un poco las cosas se le iban a salir de control. Así que se separó de los labios de su ángel, maldiciendo esta decisión casi inmediatamente. Y se quedó mirando a su adoración respirando entrecortadamente por un segundo. El rostro de Naruto estaba lejos de ser algo que lo tranquilizara en esos momentos. Sus mejillas sonrosadas, sus labios rojos a medio abrir y sus grandes ojos azules mirándole a medio cerrar mientras intentaba recobrar el aliento, parecían querer llamarlo a proseguir sus acciones anteriores.

 

Sasuke se incorporó lentamente en el sofá, tratando de borrar esa expresión de su rostro antes que fuera demasiado tarde. Obviamente no lo consiguió y por años fue una expresión que lo persiguió durante todas las noches al dormir.

 

Pero mientras tanto lo intentaba. Naruto, a su lado, se había incorporado a la vez y comenzó a mirar a su alrededor desorientado. Finalmente sus ojos cayeron en la pantalla de televisión aún con los créditos de la película que habían olvidado ver y se dio cuenta de la hora. La aguja de los minutos se acercaba peligrosamente a las doce de la noche y eso lo alarmó. Se volvió a ver a Sasuke que parecía muy calmado, como si tan solo un segundo atrás no hubieran estado tratando de sacarse el aliento en ese mismo sofá.

 

—Ya es tarde... —Naruto aún no podía calmar su respiración por lo que la declaración anterior salió como en un susurro. Sasuke lo miró y luego a su reloj de pulsera. Asintió una vez y se puso de pie, extendiéndole la mano a Naruto para ayudarlo a ponerse de pie también.

 

Caminaron de esta forma, sujetos de la mano, por el pasillo —Naruto miró nerviosamente la puerta de Kyoko cuando pasó cerca de ella— hacia la entrada de su departamento. Sasuke posó sus labios en los dedos de Naruto cuando estuvo en la puerta y se despidió con otro beso que dejó al par sin aliento y a Naruto otra vez desorientado.

 

—Te llamo mañana —esta vez no fue una pregunta y Naruto sonrió. Sasuke tomó esto como un sí y salió después de darle otro beso de despedida. Esta vez más corto que el anterior.

 

Sasuke estaba a punto de bajar las escaleras cuando escuchó la voz de Naruto llamándolo otra vez. Su corazón le dio un vuelco. No podía ser que su suerte fuera en aumento tan rápido... Pero cuando llegó a la puerta de su ángel, este había desaparecido. Esperó unos momentos sin saber si entrar otra vez o no, pero Naruto apareció otra vez cuando ya se había decidido a quitarse los zapatos e ingresar. Traía en sus manos un recipiente envuelto en un pañuelo.

 

—Es lo que quedó de la cena de hoy. ¿Puedes llevársela al pequeño Kei?

 

Sasuke recibió el recipiente envuelto un poco sorprendido. Naruto se había acordado de la conversación acerca de su sobrino. Se preguntaba por qué le había dado tanta importancia. Pero cuando elevó sus ojos para encontrar los de Naruto descubrió tanta bondad y cariño en ellos que su pregunta anterior le pareció ridícula. Obviamente, Naruto se preocuparía por esos detalles.

 

—Gracias —con un beso en la frente, que dejó a Naruto y al mismo Sasuke intrigados, se fue.

 

-...-

 

Minato llegó temprano a la mañana siguiente al departamento de su hijo y se quedó a medio enceguecer. Todo en la casa de pronto parecía más resplandeciente e iluminado. Naruto había abierto todas y cada una de las ventanas y cortinas de la casa y se encontraba en ese momento cantando feliz en la cocina. Minato se asomó tímidamente y cuando su hijo lo vio, lo convirtió inmediatamente en el centro de su interés. Lo hizo sentarse, le preparó un café y panqueques e incluso le dio una sección del periódico que sabía que su padre acostumbraba leer. Pero Naruto no se sentó, siguió tarareando —muy mal— alguna canción desconocida mientras preparaba el almuerzo de su hija.

 

Kyoko, por su lado, solo llegó diez minutos después, con el uniforme ya puesto pero todavía medio dormida. Minato sabía que su nieta no era la más madrugadora de las personas, por eso le dio algo de crédito cuando comenzó a comer sin prestarle mayor atención a todo lo que su extraño padre hacía en esos momentos.

 

Al poco rato, se escuchó una bocina y Kyoko se puso de pie. Se despidió de su padre y abuelo, y salió al encuentro del transporte que diariamente los Hyuuga le proporcionaban para ir al colegio. Dos minutos después volvió a entrar corriendo, agarró su mochila de la silla donde la había dejado olvidada y volvió a salir, esta vez más apresurada.

 

Naruto finalmente tomó asiento al lado de su padre.

 

—¿Hoy te quedarás a almorzar?

 

Minato observaba beber su café a Naruto con su rostro apoyado en una de sus manos.

 

—Sí, me quedaré escribiendo algunas cosas y luego prepararé el almuerzo para Kyoko.

 

Su hijo asintió y comenzó a comer sus panqueques con mucho apetito.

 

—nhaji mpmamsmtmamlmamdm...

 

—No te entiendo.

 

Naruto terminó el bocado que tenía masticando y bebió de un sorbo su café.

 

—Te decía que hay pasta y salsa en la despensa.

 

—Oh, ok, haré espagueti entonces.

 

Naruto se levantó y comenzó a despejar la mesa. Minato se volvió hacia su hijo más intrigado que antes.

 

—¿Qué te ha pasado?

 

Naruto comenzó a ponerse más rojo que un tomate y Minato levantó una de sus cejas al notarlo.

 

—¿A mí?, ¿qu-qué podría haberme pasado? No me ha pasado nada. Nada de nada.

 

Minato no se tragó ni una sola de las mentiras de su hijo.

 

—Naruto...

 

Este se apresuró a despejar la mesa y salir a toda prisa de la cocina. Minato lo siguió, observando con ojos intrigados mientras su hijo se preparaba para ir a trabajar.

 

—Yo creo que algo te ha hecho tener esa enorme sonrisa en tu rostro toda la mañana... y me gustaría saber qué es.

 

—¿Qu-qué sonrisa?, ¿de qué hablas? —Minato levantó la otra ceja y Naruto trató de dejar de sonreír. No pudo. Rayos.

 

—¿A-acaso no  puedo estar contento por las mañanas? No me parece nada del otro mundo.

 

Minato no le respondió, pero se cruzó de brazos y siguió con la mirada todos los movimientos de su primogénito. Finalmente se decidió tocar el tema que lo había llevado hasta ahí ese día.

 

—Sobre tu amigo, ese tal Sasuke Uchiha...

 

Naruto se tensó inmediatamente, recordando sus sospechas anteriores sobre lo obvios que ambos eran cuando estaban juntos o escuchaban nombrar al otro. Por fortuna, estaba en ese momento dándole la espalda a su padre y Minato no pudo ver la cara de temor que su hijo puso de pronto.

 

—¿Qué pasa con Sasuke...?

 

Minato se demoró unos segundos en contestar.

 

—He escuchado algunas cosas interesantes sobre él...

 

Naruto se volteó a ver a su padre en ese momento. Un poco intrigado por el cambio de voz.

 

—¿Cosas interesantes?

 

Minato procedió a narrarle a Naruto todo lo que había averiguado sobre el Uchiha con Obito y Kakashi, comunicándole su preocupación sobre su extraño comportamiento. En algún momento de la conversación, Naruto se había sentado encima de la cama y escuchaba a su padre con más atención que antes.

 

—La familia Uchiha no es un clan que tome a la ligera ese tipo de conductas. Pero por alguna razón, Sasuke es el único miembro que puede hacer ese tipo de cosas y salirse con la suya. Y es verdad que aunque no era un mal chico al comienzo, sus acciones de ahora me hacen pensar que en realidad no tiene la más sana de las intenciones... —cansado de la nula respuesta de su hijo, Minato se adelantó hasta él y puso una mano en su hombro— ¿Comprendes por qué te cuento esto, Naruto?

 

Naruto no se movió, ni siquiera pestañeó, simplemente se quedó sentando reflexionando sobre lo que su padre le acababa de contar.

 

Minato no esperó a que su hijo le diera una respuesta.

 

—Tú tiendes a confiar en todos y creer que las personas no pueden hacer daño a otras y, tal vez, con todas las que te has topado hasta ahora, puedas seguir creyendo que es cierto. Pero quisiera que tuvieras más cuidado con ese hombre. No quiero que después salgas lastimado.

 

Era lo que realmente sentía. Sabía que su hijo podía acusarlo de estar sobreprotegiéndolo, pero siempre había creído que decir lo que pensaba era algo que los había ayudado mucho en su relación de padre-hijo.

 

—Gracias —Naruto se puso de pie y caminó fuera de la habitación. No sonreía más y esto comenzó a poner nervioso a Minato—, pero Sasuke... no es así.

 

Su padre se sorprendió después de escuchar una declaración con tanta convicción. Naruto había llegado caminando hasta la entrada de la casa y estaba sentado en el piso poniéndose sus zapatos, con la espalda hacia su padre.

 

—¿Cómo puedes estar tan seguro?

 

—No lo estoy —le respondió Naruto poniéndose de pie lentamente—. Pero confío en él.

 

—Naruto...

 

—Papá. Sé que solo estás preocupado por mí y lo agradezco, pero… —Minato comenzó a acercarse a su hijo, pero se detuvo en cuanto Naruto volteó a darle una última mirada. Su expresión era muy tranquila, como si no tuviera ninguna duda al respecto—. No quiero que me vuelvas a hablar de Sasuke de esa forma. Es... mi amigo y no puedo dejar que desconfíes de él.

 

—Pero, Naruto… —su hijo levantó una de sus manos frente a él indicándole que no había terminado.

 

—Además, vas a verlo mucho por aquí en los días que siguen... —debía estar nervioso, pensó Minato, ya que se comenzó a rascar la cabeza para ocultarlo—, quiero que se lleven bien.

 

Minato se quedó perplejo ante esta nueva declaración.

 

—¿Va a venir seguido por aquí?, ¿y eso a qué se debe?

 

—Se me hace tarde para el trabajo. Hablaremos de esto cuando regrese. Adiós.

 

Minato no pudo detener a Naruto a tiempo y este salió casi corriendo con dirección a su auto. Por un momento, el escritor se quedó parado en el pasillo que daba al estacionamiento, viendo a su hijo subirse a su vehículo, y unos segundos después alejándose en el tráfico. Se comenzó a rascar un lado de la cara completamente confundido.

 

-...-

 

Itachi se levantó a la hora acostumbrada de la mañana y comenzó a intentar prepararse para salir a trabajar, pero escuchó ruidos en su cocina y salió a cerciorarse de haber escuchado las voces correctas.

 

Cuando llegó a esta lo confirmó. Kei y Sasuke estaban comiendo animadamente mientras conversaban del entrenamiento del día anterior. Sin embargo, cuando Itachi hizo conocida su presencia en la cocina, ambos interlocutores quedaron en silencio. Kei lo saludó ceremoniosamente como de costumbre y Sasuke simplemente hizo como si ignorara la presencia de su hermano.

 

Itachi no entendía lo que hacían los dos ahí tan temprano, así que levantó una de sus elegantes cejas, señal clara de que quería respuestas. Kei inmediatamente tragó el resto de la comida que Naruto le había enviado para no tener que contestar a su padre, así que Sasuke finalmente tuvo que responder por ambos.

 

—Solo son sobras de la cena de ayer... creí que Kei tendría hambre.

 

Itachi bajó lentamente su ceja. Recordaba que Kei no había comido mucho en la cena y como ahora lo veía engullir algo que seguramente Sasuke había preparado no le dio más importancia al asunto.

 

Lo que sí llamó su atención fue ver a Kei aún en pijamas y sin haberse preparado para ir a la escuela.

 

—¿No se te hace tarde?

 

Kei miró a su padre sin comprender y luego, como viera a dónde dirigía su mirada, a sí mismo. Finalmente se dio cuenta que no se había molestado en cambiarse a su uniforme aún.

 

Sasuke había llegado muy temprano ese día. Kei lo escuchó, porque siempre lo escuchaba cuando se escabullía en la casa, y lo encontró en la cocina escribiéndole una nota. Luego, Sasuke le explicó que Naruto le había enviado las sobras de la cena de la noche anterior y que podría comerlas en el almuerzo si quería. El estómago de Kei comenzó a sonar muy fuertemente tan solo al escuchar hablar de la comida del padre de Kyoko, para total humillación del pequeño, y Sasuke decidió calentar el recipiente de Naruto para el desayuno del joven heredero. Habían pasado la siguiente hora comiendo y conversando sin darse cuenta del tiempo, así que la llegada de su padre les había tomado totalmente de sorpresa.

 

Kei inmediatamente se levantó y tomando el plato a medio terminar consigo se excusó y salió de la cocina para comenzar a alistarse.

 

Sasuke sonrió al ver la expresión de Itachi cuando se dio cuenta que, en verdad, Kei tenía toda la intención de seguir comiendo en su habitación. Pero trató de ponerse serio otra vez cuando los incrédulos y temibles ojos de su hermano volvieron a posarse sobre los de él.

 

—¿Qué te trae por aquí tan temprano?

 

—Te lo dije —Sasuke se puso de pie y comenzó a recoger los platos que habían usado para su comida matinal—. Quería traerle algo de comer a Kei.

 

Itachi se cruzó de brazos ante esto y Sasuke continuó.

 

—Noté que ayer no comió casi nada y supuse que no cenó tampoco —Itachi asintió cortamente cuando Sasuke se volvió hacia él para interrogarlo con la mirada—. No quería esperar hasta la tarde, tal vez tenía hambre ahora.

 

Itachi no supo qué responderle a su hermano. Le sorprendía que Sasuke se preocupara tanto y tan repentinamente por su hijo y aún no estaba seguro de que no hubiera algún truco oculto en ese repentino cambio de actitud.

 

—No deberías alimentarlo todo el tiempo con enlatados y comida precalentada, ¿sabes?

 

Itachi adoptó lo que podría llegar a entenderse como un gesto de sorpresa, pero no podía ser, así que Sasuke sacudió su cabeza unos segundos y cuando volvió su mirada hacia el Uchiha mayor otra vez vio su expresión neutra habitual.

 

—¿Desde cuándo te preocupas por lo que Kei come?

 

Sasuke pensó unos segundos una excusa antes de responderle a su hermano.

 

—Soy su entrenador. Tengo que preocuparme por esas cosas.

 

Itachi levantó otra vez su delicada ceja, pero no le preguntó más. Se sentó en la mesa después de prepararse café y comenzó a tomar su desayuno habitual. Sasuke lo miró con expresión severa.

 

—¿No tienes que ir a trabajar?

 

Itachi le iba a responder que sí, efectivamente, tenía que ir a trabajar; porque él SÍ trabajaba. Pertenecía al 96,7% de adultos en el país que trabajaba, todos los días, por más de diez horas diarias, incluyendo sábados. Muy a diferencia del vago de Sasuke que no se preocupaba más que en dónde y a cuál lugar y persona elegiría por las noches para pasar el rato, y ahora en la alimentación de Kei, aparentemente. Pero se contuvo de hacerlo. Al hacerse líder del clan, se había ganado el derecho de no dar explicaciones a ningún miembro de la casa Uchiha y mucho menos a Sasuke que era el peor de todos en darlas.

 

—Iré más tarde el día de hoy —esto pareció llamar la atención de su hermano, que se giró para darle a su hermano una expresión de sorpresa—. Ya que pareces estar tan preocupado por Kei últimamente, no te molestará llevarlo a la escuela también.

 

Sasuke sabía que no debía haber permanecido tanto tiempo en compañía de Itachi. Solo se había quedado porque lo entretenían las reacciones de sorpresa que de a pocos había logrado sacar de su estirado hermano mayor, pero ahora recordaba por qué, aunque eso fuera muy tentador, todo ser humano alrededor de Itachi Uchiha tenía que retirarse de su presencia en el momento adecuado si quería salir incólume.

 

Sasuke no respondió algo para hacerle creer que lo obedecería, pero cuando unos minutos después Kei reapareció en la cocina, uniforme puesto y mochila en su espalda, listo para ir a estudiar, Itachi le indicó con la cabeza a su tío Sasuke y este se puso en movimiento. Kei no preguntó por qué su padre no era quien lo llevaba como acostumbraban, pero se despidió de él de la forma habitual. Itachi siguió bebiendo su café como si no tuviera ninguna preocupación en el mundo.

 

Decidió que se tomaría una hora extra ese día y llamó a su secretario. El hombre al otro lado de la línea pareció sorprendido al principio, pero como estaba acostumbrado a obedecer las órdenes del Uchiha sin preguntar nada, no hizo ningún comentario.

 

Después de colgar, Itachi se metió a la ducha y trató de hacer que esta durara más larga de la habitual, ya que era un día tan fuera de rutina para él, pero no pudo hacerlo. Maquinalmente empleó el mismo tiempo que usualmente utilizaba para su aseo personal y salió a la hora de siempre. Se vistió y luego se fue a la sala a ver televisión mientras esperaba la hora de salir. Quería esperar a Sasuke para hacerle más preguntas, pero no estaba seguro si su hermano volvería a casa después de conducir a la escuela, así que llamó a su celular. Lo encontró conduciendo y respondió con un gruñido cuando Itachi le ordenó regresar a casa después de dejar a su hijo.

 

Estaba apenas tratando de concentrarse en las noticias de la televisión frente a él cuando tocaron la puerta.

 

Itachi apagó el aparato receptor y se puso de pie. Esperó unos segundos y el sonido de tres golpes en su puerta lo hicieron ponerse en camino. Cuando finalmente llegó a su destino, tomó el picaporte y abrió una de las puertas hacia adentro, luego se asomó apoyándose en la otra mientras inspeccionaba a su visitante.

 

No se demoró mucho en recordar de quién se trataba. Minato Namikaze estaba parado frente a él. Parecía un poco avergonzado de haber sido encontrado justo con el puño levantado para tocar una vez más, por lo que sonreía mucho escondiendo el nerviosismo que sentía.

 

—Ho-hola... —y como se diera cuenta que Itachi lo seguía mirando sin contestar se rectificó rápidamente—. Quiero decir, buenos días. Disculpa la molestia.

 

Itachi asintió cortamente con la cabeza y abrió la segunda puerta indicándole a su visitante que debía entrar. Minato levantó inmediatamente una mano para negarse.

 

—No, no.... Solo quería saber si Sasuke Uchiha se encontraba aquí. Necesito hablar con él.

 

Itachi sintió un velo de irritación cruzar por sus ojos. Sasuke... así que el padre de Naruto venía a preguntar por Sasuke de todas las personas. Eso ya era una clara inclinación de que su hermano había dejado nuevamente de lado sus advertencias sobre no meterse con el otro hombre y había causado algún tipo de problema que había hecho aparecerse al padre del tipo en su casa. Sin saber por qué comenzó a sentirse un poco irritado con su hermano. Debía deberse a todas las veces que lo había tenido que ir a sacar de la cárcel en la madrugada, algunos meses atrás.

 

—Regresará en un momento —le dijo todavía neutralmente. Lo mejor sería examinar la situación con cautela primero. Tratar de buscar por dónde se podía evitar más escándalos—. Si quieres, puedes pasar y esperarlo adentro.

 

Minato asintió después de pensarlo un minuto y se adentró a la casa Uchiha. Tuvo la misma reacción a la enorme sala que su hijo cuando la viera por primera vez. Era realmente un lugar enorme, lleno de todas las comodidades que la era moderna podía proporcionar y sin ningún tipo de falla en el mobiliario que dejaran ver que sus dueños no eran más que asquerosamente adinerados.

 

Itachi le indicó que se sentara y Minato lo hizo. Por unos segundos, un silencio mortal los envolvió y el escritor se comenzó a sentir muy incómodo. Luego reflexionó que, al ser él quien había llegado de improviso, debía ser él quien diera las explicaciones del caso.

 

—Pues, verás... es sobre Naruto... —Itachi no hizo ningún tipo de gesto que comunicara que lo había escuchado, aunque sus ojos estaban fijos sobre él—. Lo que pasa es que Naruto... bueno, Naruto y Sasuke... pasan mucho tiempo juntos últimamente...

 

Itachi levantó una ceja ante esto. Era una forma muy segura de confirmarle sus sospechas anteriores sobre su hermano y el padre de la compañera de escuela de su hijo. Pensaba que Sasuke ya se había dado por vencido cuando no lo había vuelto a escuchar hablar del tema. Tenía por costumbre jactarse de las parejas que elegía para molestar a su padre y a él en voz muy alta, con la esperanza de perturbar los pensamientos de los dos mayores Uchiha. Usualmente los dos mayores Uchiha trataban de ignorarlo.

 

—Y me preocupa un poco... —continuó escuchando que decía Minato— No quiero pensar nada malo, pero... las cosas que he escuchado de Sasuke no son del todo...

 

Itachi volvió a prestarle atención a este punto. ¿«Había escuchado»?, ¿qué fuente podría haber usado para enterarse de los escándalos de Sasuke? Sabía que no había sido una fuente normal porque todas las conocidas guardaban un respetuoso silencio cuando se refería al nombre Uchiha, y si este hombre realmente sabía algo que no hubiera sido obtenido por un medio corriente quería decir que no era un hombre ordinario.

 

Itachi entrecerró los ojos y comenzó a ponerse en guardia en contra de cualquier chantaje o demanda que estuviera a punto de serle extendida.

 

—Sé que no debería preocuparme. Naruto ya es lo suficientemente adulto como para cuidar de sí mismo, pero... —Minato seguía hablando entrecortadamente, titubeando antes de decir algunas palabras. ¿Qué quería lograr con todo eso? Itachi no lo entendía— creo que tengo un poco de miedo. Naruto tiende a ser demasiado confiado con las demás personas.

 

—Tienes razón en preocuparte —comenzó a explicarle Itachi, su voz sin alterarse en ningún momento. Tenía que poner en claro que el responsable de todo era Sasuke antes que nada, ya después de evitar toda responsabilidad para su familia y clan, podía pensar en negociar algo—, Sasuke es mi hermano, y es un Uchiha —admitió muy a su pesar—, pero usualmente solo trata de conquistar a alguien cuando sabe que esto nos hará rabiar a mí o a mi padre.

 

Minato abrió un poco más sus ojos al escuchar esto último.

 

¿«Conquistar»...?

 

—Y tu hijo, siendo hombre, es algo que no se podrá permitir nunca en la familia.

 

Minato se puso de pie inmediatamente.

 

—¡¿De qué estás hablando?! —casi gritó encolerizado.

 

Itachi se quedó observándolo por un momento perplejo ante este exabrupto. ¿No habían estado hablando de eso?

 

—Mi hijo y Sasuke... en--- ¿¡QUÉ!?

 

Itachi levantó una de sus cejas.

 

—Sí, ¿no era de eso de lo que hablábamos?

 

Minato comenzó a ponerse rojo. Itachi lo vio y no pudo contenerse de pensar que ese color no le quedaba nada mal.

 

—Yo creía... —balbuceó un segundo, sacado completamente de lugar por esta nueva información— creía que... ¡IMPOSIBLE! —comenzó a gritar una vez más, claramente impresionado por esta revelación— ¡¡Naruto no es gay!!

 

Y ante este último grito fue que la persona, no otra que el mismísimo Sasuke Uchiha, eligió para hacer su entrada en el penthouse de su hermano.

 

Por supuesto, había escuchado este último grito del escritor y supo inmediatamente en qué circunstancias se lo estaba encontrando. Un sudor frío comenzó a recorrer su espalda.

 

Minato lo miró y abrió desmesuradamente los ojos, un brillo de odio puro cruzaron un segundo por ellos antes de comenzar a moverse hacia él. Sasuke vio que el padre de Naruto venía corriendo a su encuentro y no tuvo más que unos segundos para lanzarle una mirada de total exasperación a su entrometido hermano antes de que Minato estuviera frente a él.

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