Doce años: Chapter 10

Published Jan 14, 2013, 11:26:08 PM UTC | Last updated Jan 27, 2014, 11:10:39 PM | Total Chapters 16

Story Summary

Writen in spanish. SasuNaru. AU. Naruto es padre de Kyoko, y desde que su esposa Hinata murió se ha empeñado en criar a su hija de la mejor forma que puede, aun cuando Kyoko llega llorando de la escuela y acusa a un tal Kei Uchiha de hacer su vida miserable.

Jump to chapter body

Art RPG

Characters in this Chapter

No characters tagged

Visibility

  • ✅ is visible in artist's gallery and profile
  • ✅ is visible in art section and tag searches

Chapter 10: Chapter 10

Fandom: Naruto.

Calificación: mayores de 14 años.

Género: yaoi, drama, humor.

Declaración: el concepto y la idea original de Naruto pertenecen a Masashi Kishimoto.

Advertencias: besos entre dos hombres.

 

 

Doce años

Capítulo 10

-…-

por Hikari Shiroki

 

-…-

-…-

 

 

Naruto se sintió un poco extraño después de colgar el teléfono. Había terminado de llamar a casa para avisar que saldría a celebrar el cumpleaños de su amigo Shikamaru y que quizá llegaría un poco tarde. Más temprano ese día, su amiga Sakura lo había arrinconado en su oficina y no lo había dejado dar un paso más hasta hacerle prometer que iría con ellos en esa ocasión. No le había dicho algo al respecto, pero Naruto sabía que estaba molesta por declarar que no deseaba tener una nueva cita con Sora Ichikawa, su amiga de la sección de administración. Después de todo lo que había pasado con Kyoko, Naruto había razonado que tal vez no era buena idea poner a su hija en una posición que la tenía tan incómoda. Aún era pequeña y necesitaba sentirse querida por él.

 

Además, no se encontraba en la mejor disposición sobre ese asunto tampoco. Desde la noche anterior había comenzado a sentirse un poco extraño. Sentía que su cabeza le daba vueltas y que su cuerpo estaba muy cansado con solo pensar en esa mujer y en Kyoko. Ahora creía que no era nada conveniente y razonaba que lo mejor sería cortar por lo sano. Pero cuando Sakura escuchó sobre su nueva decisión no pareció muy feliz al respecto. Luego había recibido una llamada de Shiho, la novia de Shikamaru, recordándole la cena en el restaurante de Chouji esa noche y se había empeñado en que su compañero de trabajo fuera con ellos.

 

Naruto aún se sentía un poco mareado por haber pasado todas esas noches preocupado, pero tuvo que acceder a las peticiones de su amiga. Sabía que en realidad solo estaba preocupada por él y por eso no podía rehusarse. Además, concluyó, le haría bien salir a despejar la cabeza al menos por una noche.

 

Cuando Sakura y él finalmente llegaron al restaurante de Chouji, solo se encontraron esperando a Ino y Kiba.

 

—¿Pensé que llegábamos tarde? —mencionó Sakura mientras tomaba asiento y pedía una copa de agua— ¿Dónde están Shikamaru y Shiho?

 

Ino entornó los ojos y giró su cabeza en redondo un poco molesta. Naruto sonrió para sí mismo, era típico de Ino estar siempre sobre el cuello de Shikamaru y ser la más comprometida en la vida de su amigo. Tenía que ver con haber crecido juntos y lo mucho que ambos conocían del otro.

 

—Cuando lo llamé, me dijo que todavía se tardaría media hora más por un «problemático» asunto de trabajo —luego se volvió a dirigirles una mirada rápida a Kiba y a la mujer que estaba sentada a su lado—. Shiho está esperando a que pase por ella.

 

Sakura asintió y luego se volvió hacia Kiba a su vez. La mujer a su lado, Naruto notó, llamaba mucho la atención con su largo cabello rubio cayendo sobre sus hombros desnudos y el vestido bastante ceñido que llevaba.

 

—Sí, bueno —dijo Kiba sonriendo aparentemente sin haber notada para nada las miradas maliciosas que las dos mujeres que conocía hacía años le estaban enviando—. Esta es Kaede.

 

La mujer simplemente las miró con una sonrisa bastante sardónica y se volvió hacia el otro hombre de la mesa.

 

—Un gusto.

 

Naruto comenzó a traspirar fuertemente al sentir los dos pares de ojos, muy molestos, fijos en él ahora. Si no hacía algo pronto, sus planes sobre una velada tranquila y relajada se iban a ir volando por la ventana.

 

—Es un placer. Mi nombre es Naruto y ella es mi compañera de trabajo, Sakura —le respondió mientras daba un pequeño golpe con el pie a la pierna de la otra mujer para que lo siguiera.

 

—¿Cómo estás? —dijo Sakura bastante estiradamente y sin esperar respuesta se volvió hacia Ino.

 

—¿Puedes creer que Naruto ya no desea salir con mi amiga Sora? —empezó a recriminar muy audiblemente— Solo tuvieron un almuerzo, ¿cómo puede alguien decidir si no te gusta alguien con solo un almuerzo?

 

Ino estuvo inmediatamente interesada en el nuevo tema de conversación y a Naruto no le quedó de otra que hundirse en su silla pesadamente.

 

—Entonces la amiga de Tenten, Maki, puede ser... —dijo excitadamente y seguramente haciendo planes hasta el siguiente milenio.

 

—No,  no. No es solo eso —indicó Sakura airadamente—. Ahora dice que no piensa salir con nadie por el momento.

 

Kiba intervino algo divertido al escuchar esto último.

 

—¿Tan mal estuvo la cita? —preguntó en un tono jocoso.

 

Naruto entornó los ojos y le dio una mirada que significaba que tendría que contarle los detalles después.

 

—Pues no tienes idea.

 

—Tal vez solo debes salir a divertirte primero, en lugar de comenzar a salir con una sola mujer seriamente —dijo la acompañante de Kiba.

 

Naruto sintió una mano encima de su pierna por debajo de la mesa y comenzó a sonrojarse. Realmente Kiba se conseguía a cada ejemplar de mujer que era muy difícil tratar de no dejar de meterse. Era casi como si les quisiera dar la razón a Ino y Sakura.

 

Las dos mujeres habían ignorado completamente a la otra mujer y Naruto simplemente alejó su pierna y movió su silla al lado de la de Sakura con una mirada molesta y luego le advirtió a Kiba, que reía como si nada, que mantuviera a su mujer quieta.

 

—¿Están listos para empezar los aperitivos? —escucharon la voz familiar de Chouji detrás de ellos.

 

Naruto estuvo de pie en un salto y casi corrió a abrazar a su amigo.

 

—¡Chouji! —dijo encantado de encontrar una tabla de salvación— Tu restaurante es un éxito, ¡felicidades!

 

El otro hombre parecía un poco sorprendido de esta salida de Naruto, pero después de escucharlo se relajó nuevamente y comenzó a reír encantado por la felicitación de su amigo.

 

—Gracias, Naruto —le dijo riendo contento—, deberías ver todas las instalaciones. En realidad es gracias al personal y a todos los instrumentos con los que contamos. Si Shikamaru no me hubiera asesorado...

 

—Me encantaría ver más de las instalaciones —lo interrumpió Naruto todavía sonriendo de oreja a oreja—. ¿Podrías hacerme un tour?

 

—Bueno, claro. Si quieres...

 

—No te dejes engañar, Chouji —le advirtió Ino mirando a sus dos amigos divertida—. Naruto solo está encontrando una excusa bastante obvia para no ver más a cierta señorita en esta mesa.

 

Chouji la miró con un gesto de incomprensión y Naruto simplemente comenzó a arrastrarlo para que se alejaran rápidamente. Sentía que estaba dejando una granada sin seguro en la mesa y no quería estar cerca cuando estallara.

 

—No olvides a las dos cacatúas que no lo dejan ni siquiera cenar tranquilo hablándole sobre citas y matrimonios forzados —apuntó Kiba muy acertadamente.

 

Ino y Sakura se olvidaron de Naruto y Chouji inmediatamente.

 

—¡¿A quiénes les dices cacatúas?! —protestaron al unísono.

 

Pero justo en ese momento un nuevo grupo de personas llegó al restaurante. Eran alrededor de diez personas que tenían reservaciones para la mesa al lado de la de Sakura y compañía, por lo que ambas mujeres se vieron forzadas a guardar silencio ante los extraños, aunque siguieron mirando con molestia a Kiba por unos segundos más.

 

Solo pocas personas entraban tan libremente a la sección VIP del restaurante de Chouji, de manera que el grupo de Naruto se quedó observando a los recién llegados con cierta curiosidad.

 

Pudieron ver algunas parejas, y el hombre más alto que habían visto en sus vidas parecía ser el centro del homenaje. A su lado se encontraba sentado un hombre joven que era también bastante atractivo, pero al lado de este se encontraba una mujer de cabello rojo que parecía ser su novia y que no tenía reparo en mostrar lo posesiva que era con él al tenerlo del brazo todo el tiempo.

 

Ino y Sakura lanzaron un suspiro al mismo tiempo, todos los buenos prospectos ya estaban siempre tomados.

 

Sin embargo, un segundo después, las mujeres de ambas mesas quedaron con la boca abierta. Acababa de aparecer en el piso, el hombre más hermoso que habían visto en sus vidas. Era alto, pálido, con un par de ojos negros que se hundían en lo profundo del corazón; su cabello negro enmarcaba con sus puntas lo angular de su rostro y tenía un formidable cuerpo envuelto en jeans ceñidos y cortados en lugares muy halagadores que no dejaban casi nada a la imaginación. Vestía también una camiseta con el logo de una banda extranjera sobre su amplio pecho que, lejos de estar fuera de lugar en un restaurante como aquel, enmarcaban su hermosura con mayor precisión.

 

El hombre del brazo de la chica de cabello rojo lo llamó por su nombre nada más verlo entrar y le hizo un gesto para que se acercara.

 

—¡Sasuke!

 

El joven adonis se acercó lentamente a su mesa y antes de tomar el asiento que le ofrecían al lado del hombre alto se volvió a mirar a los integrantes de la mesa al lado. Posó sus ojos por un segundo en cada uno de ellos y como no viera lo que había estado buscando se sentó finalmente.

 

—Wow, ¿viste eso Sakura? —le comenzó a susurrar Ino al oído— Ese hombre tan guapo me quedó mirando por un largo momento.

 

—¿Qué estás diciendo, Ino? Simplemente miró hacia aquí. Además, a mí también me estaba viendo.

 

—¿Pueden dejar de lucir como treintañeras desesperadas por una sola noche? —intervino Kiba que estaba deseando haber acompañado a Naruto y Chouji a la cocina para ese momento— Sakura, tú estás casada.

 

—¡Cállate! —le gritó Ino enojadísima.

 

—Estoy separada —le recordó Sakura sin darle mayor importancia.

 

—Oigan, oigan, no empiecen a celebrar sin mí, ¿está bien?

 

Shikamaru había llegado en medio de la discusión. A su lado, Shiho los saludaba con un ademán de mano y una sonrisa. Por un momento, los demás olvidaron sobre qué habían estado peleando y se levantaron para felicitar al dueño del cumpleaños. Shikamaru aceptó los saludos con una sonrisa cansada y se sentó. Preguntó por Chouji y cuando le dijeron que estaba mostrando a Naruto la cocina se quedó mirándolos con ingenuidad.

 

—¿Naruto? ¿Lograron hacer que Naruto viniera?

 

Sakura inmediatamente tomó la palabra.

 

—Es lo menos que puede hacer, el desconsiderado. Después de todo el trabajo que tuve para conseguirle una linda cita ahora decide que no le interesa la vida social y quiere encerrarse en casa hasta envejecer —Shikamaru lanzó una ojeada a Kiba y este le hizo un gesto que quería decir que no había nada que pudieran hacer por Naruto por el momento—. Lo obligué a venir, no hay otra forma de lidiar con sus fobias más que haciéndolo enfrentarse a ellas.

 

Ino rio de buena gana olvidando al impactante hombre sentado a sus espaldas que, imperceptiblemente para ellos, había comenzado a prestar atención a su conversación desde que el nombre de su amigo había llegado a sus oídos.

 

—La verdad es que estás preocupada por él. Eres una buena amiga —dijo Ino mientras tomaba un sorbo de agua de su copa y se volvía para felicitar a Shiho y lo bella que lucía esa noche.

 

—Claro que lo soy, le vengo cuidando las espaldas desde que empezamos a trabajar juntos y nos volvimos amigos —el rostro de Sakura mostró un poco de preocupación al decir esto—. No puedo dejar que siendo tan joven comience a desligarse de lo que pasa a su alrededor.

 

—Bueno, bueno. No es como si Naruto hubiera pasado todo el tiempo solo. Recuerda que cuando Hinata estaba viva él era quien siempre salía con ella a todas partes. Estoy seguro que Hinata hubiera preferido quedarse en casa —y Kiba comenzó a reír recordando a su tímida amiga siguiendo a su extrovertido esposo a todos lados.

 

—Pero ha pasado mucho tiempo de eso —continuó Sakura queriendo hacer entender su punto de vista—. Ahora hasta pareciera que Naruto temiera salir de casa.

 

—No puedo imaginar a Naruto saliendo a todos lados —comentó Shiho arreglando sus gafas sobre su nariz, gesto que siempre hacía cuando se sentía un poco nerviosa, y ciertamente lo estaba cuando se atrevía a dar una opinión sobre los amigos de su novio. Shikamaru la vio y le sonrió—. Desde que lo conozco siempre ha estado pendiente de Kyoko y dando excusas para poder quedarse en casa con ella.

 

—Oh, pero eso está bien para él —Sakura le lanzó una mirada de enojo a Ino al escucharla—. Quiero decir, siempre han sido él y Kyoko. No creo que aparezca nunca nada más importante para él en esta vida.

 

—Aun así...

 

Sakura fue cortada por Shikamaru.

 

—¿No está bien? Si él es feliz así, deberíamos dejarlo hacer lo que quiera. Además ya no es un bebé.

 

La llegada de Naruto impidió que la conversación continuara. Él y Chouji venían riendo sobre algo que había pasado en la cocina y cuando terminaron de extender sus saludos a Shikamaru tomaron sus respectivos lugares en la mesa. Naruto no se había siquiera fijado en las personas sentadas a la mesa próxima a la de ellos.

 

-...-

 

Sasuke se sentía extraño, estando al lado de Naruto sin ser visto o notado por él. Escucharlo hablar y reír tan naturalmente al lado de sus amigos y sin ninguna preocupación aparente en su cabeza. Sentía como si hubiera una pared invisible entre ellos levantada durante todo ese tiempo y solo ahora la podía ver. Naruto se sentía muy lejano a pesar de solo estar a unos metros de él, a pesar de que si lo hubiera querido simplemente hubiera tenido que extender su mano para tocarlo. Pero Naruto no había guiado sus ojos ni una sola vez hacia él y eso lo ponía nervioso. ¿Es que siempre había sido capaz de verse tan contento y a gusto con otros? Mostrarle esa sonrisa a los demás, ¿lo había hecho también con él así tan simplemente?

 

—Sasuke, ¿te sientes bien?

 

Para el momento en que Suigetsu le hizo esa pregunta toda la planta alta del restaurante estaba repleta de comensales y el ruido que hacía cada mesa impedía que el resto escuchara las conversaciones privadas de cada grupo. Todos estaban muy entretenidos en sus propias cosas como para notar el silencio mortal de Sasuke, pero de alguna forma Suigetsu y Juugo lo habían notado y después de intercambiar miradas Suigetsu se había animado a hablarle.

 

—Si te sientes mal, no te retendremos. Ve a casa y duerme.

 

Sasuke miró a su amigo levantando una copa y bebiendo un poco de licor. Juugo a su lado estaba muy quieto esperando su respuesta.

 

—Lo siento, Juugo. Prometo que iré a decirte adiós mañana en el aeropuerto.

 

Juugo sonrió al instante.

 

—No te preocupes, Sasuke. Sé que tienes tus propios problemas con los cuales lidiar.

 

Sasuke se levantó, dejando la servilleta que tenía en el regazo sobre la mesa.

 

—No, está bien. Quiero ir a despedirte al aeropuerto.

 

La voz de Karin interrumpió a Juugo antes que pudiera protestar.

 

—¿Sasuke? ¿Te vas tan pronto?

 

—Sí, gracias por la cena.

 

—Pero...

 

Suigetsu le tomó del brazo y ella guardó silencio mientras interpretaba la mirada de advertencia que su novio le había lanzado. Sasuke lanzó una última ojeada a la mesa de Naruto esperando encontrarlo de espaldas sin ponerle la menor atención, pero se topó con un par de ojos azules que lo miraban sorprendidos al reconocerlo. Por un segundo se quedó parado como petrificado. Solo con esos ojos posados sobre él parecía que el peso del mundo hubiera caído de sus espaldas.

 

Shikamaru fue el primero en notar el cambio en la mirada de su amigo, Karin en la otra mesa fue la siguiente. Uno a uno, todos los integrantes de ambas mesas voltearon a ver al par que se miraba en silencio. Finalmente, Sasuke giró la cabeza y comenzó a alejarse.

 

—Sasuke... —Naruto se puso de pie y detuvo la marcha del otro hombre, pero Sasuke no se volvió a verlo.

 

Se sentía un poco confuso por sus emociones anteriores y lo que quería era salir de ese lugar antes de lograr avergonzarse en frente de Suigetsu y Juugo. Además, Karin no lo dejaría vivir un solo día más sin mortificarlo al respecto una vez que lo supiera.

 

Por su lado, Naruto no apartaba los ojos del Uchiha. ¿Qué hacía Sasuke en ese lugar?, ¿acaso había vuelto a seguirlo? La última vez también lo había encontrado ahí, así que tal vez solamente le gustaba el restaurante de su amigo. Pero eso sería mucha coincidencia.

 

De pronto, su mente comenzó a traer a su memoria la última conversación por teléfono que habían sostenido y su rostro empezó a ponerse muy rojo. Lanzó una mirada a los lados para ver si sus amigos habían notado lo extraño de su comportamiento y cuando vio que no solo los ojos de sus compañeros, sino los de la mesa de Sasuke estaban fijos en él comenzó a sentir que todo le daba vueltas. Sasuke aún estaba parado a unos pasos de él sin voltear, esperando. ¿Qué esperaba? Ah, era verdad, él lo había llamado. ¿Para qué lo había llamado?

 

Naruto no podía recordarlo. Había visto al Uchiha poniéndose de pie en su mesa y antes que pudiera reaccionar Sasuke se había vuelto para clavar su mirada en la de él. No sabía cuánto tiempo habían pasado así, pero estaba seguro que el Uchiha se le acercaría inmediatamente, le hablaría y trataría de llamar su atención como siempre hacía. Cuando volvió su cabeza y comenzó a alejarse, fue como si un resorte lo moviera y se puso de pie para llamar su nombre. Algo estaba mal. Pero no sabía lo que era.

 

Aún un poco indeciso e incómodo por las miradas a su alrededor, Naruto pidió a sus amigos que lo excusaran por un momento y dirigió sus pasos hacia Sasuke.

 

—¿Puedo hablar contigo un momento? —escuchó que Naruto le decía a sus espaldas.

 

Sasuke finalmente se giró a enfrentarlo, mientras se decía en el interior que debía guardar la calma. Ciertamente sería una locura saltar encima del otro hombre en medio de todo un salón lleno de personas. Pero cuando lo vio, cuando estuvo nuevamente frente a Naruto, su hermoso rostro atento a él, Sasuke sintió un estremecimiento recorrer su cuerpo.

 

No tenía idea qué era lo que lo había poseído, pero con solo tenerlo frente a él lo hacía desear tocarlo, besarlo y hacerlo gemir de una manera cómo nunca había deseado hacérselo a otra persona. Estaba muy enfermo, en verdad lo estaba.

 

Cuando Sasuke volvió a posar sus estremecedores ojos negros sobre él, algo muy similar ocurrió con Naruto y esto produjo que se quedara sin habla una vez más. Ahí estaba otra vez, esa mirada tan parecida a la de Hinata. Una mirada que no tenía por qué estar ahí, pero que empezaba a extrañar cada vez que la veía. Sus ojos eran completamente distintos, pero era la misma. Las dos personas eran completamente distintas, pero era casi la misma sensación que estar con ella, como habían estado hacía años. Pero ¿cómo podía ser?

 

Sasuke finalmente asintió con la cabeza y lo tomó de la mano, alejándose con él hacia la puerta sin que ninguno de sus conocidos supiera con certeza qué estaba ocurriendo con seguridad. Ambos grupos comenzaron a darse miradas de incomprensión entre sí y luego se volvieron a cada una de sus mesas para preguntarse mutuamente si sabían quién era la otra persona con la que su amigo los había dejado.

 

La entrada estaba despejada, ya que la mayoría de personas esperaban dentro a ser ubicadas en sus mesas, así que una vez fuera de las puertas del restaurante se encontraron completamente solos. Y fue como si el aire frío de la noche los volviera repentinamente a la realidad.

 

Naruto se dio cuenta que había andado de la mano del otro hombre todo el camino hasta ahí y se apartó inmediatamente. Sasuke dejó ir su mano en silencio y sintiendo la falta de su calor enseguida. Sin saber qué más hacer, ambos siguieron andando hasta llegar al estacionamiento, donde no había tampoco personas que los mirara o interrumpiera.

 

—¿Qué era lo que querías decirme?

 

La voz de Sasuke era la misma de siempre, entonada y fuerte, acostumbrada a decir las cosas que quería sin titubear.

 

Naruto aún sentía el rostro muy rojo y ahora, gracias a que había dejado su saco colgando de la silla en el restaurante, tenía frío. Sasuke estaba buscando las llaves de su auto en uno de los bolsillos de sus jeans y Naruto volteó curiosamente hacia el vehículo estacionado a su lado. Era un auto impresionante. Todo negro y europeo. De esos que solo se ven manejando a las celebridades. Miró a Sasuke otra vez para preguntarle qué tipo de auto era y se quedó petrificado.

 

Sasuke estaba inclinado sobre él y había puesto una de sus manos sobre su frente, miraba sus ojos como si pudiera ver el fondo de su alma y su rostro estaba cada vez más cerca. Naruto sintió que de pronto se le hacía difícil respirar.

 

—Tienes fiebre.

 

Un baldazo de agua fría bañándolo repentinamente hubiera sido algo muy cercano a lo que sintió después de escuchar al Uchiha.

 

—¿Eh?

 

Sasuke se acercó aun más y depositó otra de sus manos en un extremo del rostro de Naruto.

 

—Pensé que estabas algo sonrojado, pero ahora veo que tienes fiebre. ¿Quieres que te lleve a casa?

 

Naruto se apartó de un salto y solo para asegurarse pasó una de sus manos sobre su frente y la sintió caliente. Estaba un poco sorprendido de no haber notado que estaba enfermo, pero estaba molesto de que Sasuke pareciera darle poca importancia a lo que había pasado en el restaurante. Aunque si era completamente honesto consigo mismo no sabía por qué estaba molesto por eso en primer lugar.

 

—No, estoy bien.

 

Sasuke bajó los brazos al escuchar esto. Naruto lo estaba apartando otra vez. La lógica le decía que era lo más natural después de todo lo que habían conversado la última vez. No podía esperar que Naruto le creyera de buenas a primeras a un extraño que estaba enamorado de él. Estaba siendo precavido y tenía razón en serlo, Sasuke se había dicho que sería paciente con eso. Sin embargo, a pesar de entenderlo con la cabeza, no pudo evitar que una punzada de desilusión se albergara en su pecho cuando sintió los brazos de Naruto apartándolo.

 

—Está bien. Trata de no quedarte muy tarde y ve a descansar después de esto —Sasuke se volvió hacia su auto una vez más y abrió la puerta. Naruto miraba su espalda más irritado que antes.

 

—No necesito que me digas qué tengo que hacer. Soy un adulto, puedo cuidarme solo.

 

Salió mucho más altanero de lo que había planeado en su cabeza, pero Naruto no se rectificó. Se sentía molesto con Sasuke y todavía no entendía del todo por qué.

 

El otro hombre pareció reflexionar después de este exabrupto y luego se volvió definitivamente hacia él.

 

—¿Qué es?

 

—¿Qué es qué?

 

Sasuke salió de su auto una vez más, se había subido en esos pocos momentos pero cambió de idea y bajó nuevamente. Cerró la puerta y se recostó sobre ella, cruzándose de brazos.

 

—Primero me dices que no quieres volver a verme y luego me sigues en cuanto me ves. ¿Qué es lo que quieres realmente?

 

Naruto dio un paso hacia atrás. Era cierto que él había dicho eso, pero no esperaba que Sasuke le hiciera caso después de la forma cómo le había asegurado que no se daría por vencido. ¿Acaso eso había sido? ¿El alejarse después de encontrarse en el restaurante había sido Sasuke haciéndole caso y dejándolo solo como le había pedido? ¿Eso era lo que Naruto realmente quería? Entonces, ¿por qué lo había seguido hasta ahí?

 

Naruto se tocó la frente caliente otra vez y sintió que su fiebre aumentaba.

 

—¡Quiero que dejes de alterar las cosas en mi cabeza! —le salió como un gruñido. Estaba enojado y confundido, deseó de pronto encontrarse en casa, recostado en su cama y durmiendo. Al menos así hubiera tenido un poco de paz.

 

—¿Naruto?

 

Una voz suave y calmada sacó a ambos hombres de su pequeño mundo. Voltearon a ver al recién llegado como si hubiera salido a través del vértice de un universo paralelo en lugar del auto del cual bajaba.

 

—¿Sai? —exclamó Naruto todavía sonrojado y reconociendo al otro hombre—, ¿qué haces aquí?

 

—La niñera de Yuki me dijo que Sakura estaba cenando aquí por el cumpleaños de Shikamaru. Pensé que podría alcanzarlos—Sai se había acercado y se volvió a ver a Sasuke que lo miraba con un rostro de pocos amigos—. ¿Qué estás...?

 

Naruto comenzó a sonrojarse otra vez. De todas las situaciones embarazosas y de todos los malentendidos que pudieran surgir de ellas, encontrarse a Sai en medio de una era lo único que le faltaba.

 

—No, no es nada —le dijo después de aclarar su garganta y tratar de ocultar su turbación—. Ya estaba por entrar, voy contigo.

 

Naruto había tomado del brazo a Sai y estaba tratando de jalarlo al interior del restaurante una vez más cuando una mano sobre su hombro lo detuvo. Sai se quedó mirando intrigado al hombre que hasta hacía un momento hablaba con Naruto. Tenía una mirada realmente temible puesta sobre él y Sai se preguntaba si ya lo había conocido antes y si le habría hecho algo muy malo entonces.

 

—Aún no hemos terminado de hablar, Naruto.

 

Cada palabra salió del Uchiha como una estocada de espada, y lo peor era que, aunque se las había dirigido a Naruto, no había apartado la mirada de Sai al decirlas.

 

—Ya he dicho todo lo que tenía que decir —contestó Naruto apartando su mirada una vez más. Sasuke entrecerró los ojos al oírlo, esforzándose por contener su irritación.

 

—Pero yo aún no termino de escuchar tus respuestas —Naruto lo miró un poco sorprendido y Sasuke aprovechó esto para tomarlo de su mano libre y atraerlo hacia él, luego de lo cual terminó por subirlo sin ceremonia a su auto. Sai, que se había quedado petrificado en su lugar de la sorpresa, no pudo hacer más que ver cómo el Uchiha arrancaba el auto y se alejaba con Naruto sin decir una palabra más.

 

Sai se quedó todavía unos segundos inmóvil sin atinar a hacer o decir nada. La situación había sido muy extraña, y eso que él estaba acostumbrado a encontrar casi todo muy extraño cuando se ponía a reflexionar al respecto. Sin apartar la mirada del auto perdiéndose en la distancia sacó su celular del bolsillo y llamó a Sakura. Su exesposa contestó unos segundos después y preguntó con voz molesta qué era lo que quería.

 

—Sakura, querida, creo que acabo de presenciar cómo Naruto era raptado por un yakuza. ¿Qué crees que se debe hacer en estos casos?

 

El grito que Sakura pegó en el restaurante se escuchó hasta el estacionamiento donde se encontraba Sai parado.

 

-...-

 

Mientras tanto, en el auto, Naruto había salido de su sorpresa inicial y se había dado cuenta de la peligrosa situación en la que se encontraba un segundo después; así que hizo lo primero que se le vino a la mente, comenzó a golpear a su secuestrador en la cabeza.

 

—¡¿Qué crees que estás haciendo?! ¡Déjame bajar!

 

—Quieres... —Sasuke contuvo una de las manos de Naruto con su fuerza, pero no podía dejar el volante para sujetar la segunda— quedarte quieto. Estoy conduciendo. Si no dejas de golpearme chocaremos.

 

—¡Déjame salir! ¡¡En este mismo instante!!

 

—¡Si no quieres que Kyoko se quede huérfana del todo será mejor que te tranquilices!

 

Naruto dejó de golpearlo inmediatamente. La voz de Sasuke cuando se enojaba realmente parecía la de un yakuza, y por un momento volvió a retomar los temores iniciales por su vida que había estado albergando cuando había conocido a Sasuke.

 

—¿Quién era ese sujeto?

 

Naruto no tuvo idea a quién se refería por un segundo, pero luego recordó cómo había estado mirando el Uchiha a Sai cuando este llegó para interrumpirlos.

 

—¿Sai? Es el exesposo de Sakura, una de mis amigas.

 

—¿Ex?, ¿como en que ya no están casados?

 

—No, como que están separados. Estoy seguro que volverán juntos en algún momento.

 

Sasuke pareció sopesar la respuesta de Naruto y cuando llegó a la conclusión que era sincera bajó un poco la cabeza. ¿Qué era lo que estaba haciendo? En verdad se estaba volviendo loco. Se había dicho una y mil veces que debía forzarse a no hacer locuras como presentarse al departamento de Naruto y raptarlo, y ahora venía y lo metía en su auto a la primera oportunidad. Necesitaba ayuda. Necesitaba irse tan lejos como a Marte.

 

—¿Por qué te interesa tanto Sai repentinamente?

 

Naruto se había cruzado de brazos y miraba a Sasuke con una expresión de enojo. Sasuke lo examinó y apretó sus manos contra el volante. No parecía tan alterado como hacía unos segundos, así que tal vez todavía tenía la oportunidad de salvar su dignidad y no pasar como un enfermo acosador ante sus ojos por sus acciones.

 

—No lo hago. Simplemente te lo preguntaba.

 

Naruto no estaba muy convencido con esa respuesta, pero no le dijo nada más. Fijó su mirada hacia el tráfico y preguntó lanzando un suspiro.

 

—¿A dónde me llevas?, ¿no se te ha ocurrido raptarme de verdad o sí?

 

Sasuke se demoró unos incómodos cinco segundos antes de contestar. Estaba teniendo suerte que Naruto se tomara el asunto tan bien. Debía dejarlo con una excusa cualquiera ahora. Eso era lo único que le quedaba para impedir que el otro hombre estuviera asustado de él de por vida.

 

—Te llevo a casa. Tienes fiebre —le dijo después de pensar que era la única salida que se le podía ocurrir por el momento.

 

—¡¿Eh?! ¿Me jalaste a tu auto solo por eso? Sabes que tengo mi propio auto, ¿no es así?

 

Sasuke no le respondió, o no tuvo tiempo, el celular de Naruto comenzó a sonar en el bolsillo de su pantalón y este se apresuró en contestar.

 

—Hola... sí, Sakura. No, estoy bien. No, no te preocupes. No, te digo que estoy bien. Sí, Sasuke se ofreció a llevarme a casa. No, tengo fiebre. No, no es nada, debo estar resfriado, es todo. No, no tienes que venir. Ah, pero ¿puedes hacerme un favor? Sí, llévate mi auto. Mañana lo puedes dejar en el trabajo. El boleto del estacionamiento y las llaves están en mi saco. Sí, lo siento mucho. Gracias. Ok, hasta luego.

 

Naruto terminó su conversación con un hondo suspiro. Esto sería muy difícil de explicar después. Conociendo a Sakura e Ino, ambas mujeres no pararían hasta sacarle una confesión y solo Dios sabía lo que harían cuando se enteraran que Sasuke estaba interesado en él.

 

Le lanzó una mirada a la razón de sus desvelos sentado al lado y sintió que su enojo volvía a renacer. ¿Por qué tenía que pasar por todo eso solo por culpa del bastardo a su lado? Realmente no había hecho nada para merecer todos esos problemas. Dios sabía que había sido bueno. Siempre ayudaba a su vecina anciana a sacar la basura cuando se lo pedía. Rezaba ante el pequeño altar de Hinata todos los domingos y hacía que Kyoko rezara con él. Incluso habían hecho una peregrinación por los templos de Kioto el año anterior para rezar a cada deidad y habían dejado ofrendas con Minato y su hija. Entonces, ¿por qué Dios lo castigaba de esa forma? Enviándole a un extraño pervertido acosador a alborotar su cabeza y hacer de su vida un completo desastre.

 

Naruto volvió a fijar su vista en el tráfico y se percató que se encontraba en una calle conocida. Recordó que no tenía ningún medicamento para el resfrío en casa después que Minato hubiera caído enfermo al terminar una fecha de entrega de una semana de plazo la última vez. Su padre siempre se resfriaba cuando estaba demasiado estresado. Y Naruto junto con Kyoko lo habían cuidado en su casa.

 

—¿Puedes detenerte en esa farmacia de la esquina? Tengo que hacer unas compras.

 

Sasuke se estacionó en el lugar señalado sin decir palabra. Naruto bajó del auto y él hizo lo mismo. Todavía se sentía extraño por la forma cómo había actuado esa noche. Usualmente siempre pensaba muy bien las cosas antes de ponerlas en ejecución, pero algo había en Naruto que siempre lograba hacerlo salir con las más inesperadas de las acciones. Realmente necesitaba enfriar su cabeza y pensar mejor las cosas a partir de ese momento. Había sido una suerte enorme que el otro hombre se hubiera tomado la situación como simplemente una excentricidad y no como algo perturbador. Pero Naruto no apreciaría a nadie que comenzara a hacer locuras repentinamente. Él mismo no se soportaba así.

 

Naruto cogió unos medicamentos del estante y se dirigió hacia la caja registradora para pagarlos. Sasuke lo seguía con las manos en los bolsillos sin decir palabra, así que estuvo más entretenido en vigilarlo por el rabillo del ojo que en recordar que su billetera se había quedado en el bolsillo de su saco en el restaurante. Miró irritado a Sasuke cuando su turno para pagar llegó y se notó en este apuro, pero el Uchiha ya se había adelantado y le entregaba a la cajera un billete para cancelar su cuenta.

 

La mujer pareció muy nerviosa frente a Sasuke y comenzó a sonrojarse encendidamente cuando extendió su mano para coger el dinero que le alcanzaba. Naruto comenzó a irritarse, ¿qué era lo que todas esas mujeres veían en un sujeto como Sasuke?

 

Era arrogante, altanero y hacía cosas inesperadas en el momento menos pensado. Naruto sabía que tenía su buen aspecto jugando a su favor, pero por la forma cómo siempre iba vestido él hubiera creído que serían más las mujeres que sintieran miedo y desconfianza que las que en la realidad se enamoraban de él.

 

El colmo de su noche llegó cuando, debido a sus nervios, la cajera dejó caer las monedas de cambio por el pago de las medicinas y se quedó recogiéndolas del piso bastante torpemente mientras se disculpaba profusamente con Sasuke.

 

Naruto no lo aguantó más, se dio media vuelta y se dirigió a la salida marcando bien el sonido de sus pasos. Sasuke no esperó un segundo y fue tras él. La mujer se quedó llamándolo acerca de su cambio hasta que el Uchiha le dijo con voz alta que se lo quedara al notar que pretendía venir tras ellos.

 

El resto del corto trayecto al departamento de Naruto lo hicieron en silencio. Cada uno demasiado preocupado en comprender sus propias emociones como para romperlo. Cuando Sasuke se estacionó frente a la entrada de su edificio, Naruto se quedó sentado sin apartar su mirada del parabrisas.

 

—¿Por qué me ignoraste?

 

Sasuke giró su rostro inmediatamente hacia Naruto.

 

—No lo hice. Me detuve en cuanto me llamaste.

 

—Antes de eso. Me viste y te fuiste, como si no me hubieras visto.

 

Sasuke se recostó en el respaldar del auto y siguió la vista de Naruto hacia fuera del parabrisas.

 

—Dijiste que no querías volver a verme.

 

Naruto giró a ver a Sasuke irritado una vez más.

 

—Y tú dijiste que no te darías por vencido.

 

Luego, como si se diera cuenta de lo que estaba diciendo, se quedó muy callado, sonrojándose más de lo normal debido a la fiebre.

 

—No lo haré —respondió Sasuke lentamente, su voz muy baja—. Pero no quería que te sintieras presionado.

 

—¿Presionado? ¡¿No querías que me sintiera presionado?! Después de todas las cosas que dices, de todas las veces que apareces frente a mí, de todo lo que me haces, ¡¿quieres que no me sienta presionado?! —Naruto había empezado a alterarse y no tenía idea de por qué.

 

—¡No te he hecho nada! —se defendió Sasuke adoptando el mismo tono ansioso con el que hablaba Naruto ahora. Parecía que finalmente iban a poner las cosas en claro— Además es pura coincidencia que nos encontremos tanto. ¡Y tú fuiste el que me llamó en esa ocasión! ¡Desde el primer día, fuiste tú el que vino a mí, no al revés!

 

—¡¿No me has hecho nada?! ¡¿Tengo que darte otro golpe para hacerte recordar lo que me hiciste en mi cocina la última vez?!

 

Sasuke dudó un momento antes de continuar.

 

—¡Pero me diste un golpe después de eso! Con eso estamos a mano.

 

—¡¿De qué rayos hablas?! ¡Yo nunca te di permiso para que me besaras! ¡No eres más que un loco pervertido! —y estás empezando a alterarme realmente, pensaba Naruto completamente irritado.

 

—Si te molestó tanto, no deberías haberte molestado en llamarme después. ¡Fuiste tú el que lo hizo, no yo! —él también hubiera deseado poder sacarse a Naruto de la cabeza, pero estaba probando ser imposible.

 

—Eso fue porque Kyoko...

 

De pronto, Naruto recordó a Kyoko, su pequeña hija de doce años llorando porque una mujer extraña había dicho que no sería su madre. Sacudió la cabeza con fuerza. ¿Qué era lo que estaba haciendo? Hablando con Sasuke en medio de la noche en su auto. Los dos solos. ¿Hablando de qué?

 

Un estremecimiento comenzó a recorrer su espalda. Estaba por caer en un abismo muy extraño y no tenía idea cómo era que se había acercado tanto al borde. No dijo nada más, cogió la manija del auto e intentó bajarse. Pero Sasuke había estado observando sus expresiones desde que callara tan repentinamente y cuando notó que pretendía bajar lo cogió de su brazo y lo introdujo hacia adentro del auto una vez más.

 

—¡¿Qué diablos crees que haces?! —Naruto sacudió el brazo de Sasuke del suyo inmediatamente.

 

—No hemos terminado de hablar, tonto. Aún no me dices por qué me llamaste ese día.

 

—Ya te lo he dicho. Solo quería agradecerte por cuidar de Kyoko.

 

—No es cierto. No mencionaste a tu hija más que una vez y luego estuviste hablando conmigo por mucho más.

 

—¿Estás loco? ¡Fuiste tú el que comenzó a hablar como un pervertido mientras yo te decía que me dejaras tranquilo!

 

Sasuke había vuelto a tomar el brazo de Naruto y lo sostenía ahora sobre su cabeza presionando todo su cuerpo en el asiento, sin darle lugar a girar y escapar otra vez.

 

Naruto se vio aprisionado y comenzó a preguntarse si Sasuke tendría una fijación con arrinconarlo con su cuerpo sobre una superficie. La última vez había ocurrido en su cocina, y aunque debía admitir que el asiento de su auto era mucho más suave y cómodo que la pared de su cocina, todavía no se sentía tan a gusto como para dejarlo ponerse encima de él. Un segundo después reaccionó verdaderamente: ¡¿«ponerse encima de él»?!

 

—¡Sasuke!, ¿qué...?

 

Pero era muy tarde, el Uchiha ya tenía sus labios encima de los suyos. Rayos. ¿Cómo era que siempre ese bastardo hacía lo que se le venía en gana con él? Parecía que un solo golpe no había sido suficiente para hacerlo entender la última vez.

 

—Si no me dejas en este instante... —Naruto no pudo completar su amenaza porque justo en ese momento Sasuke se apartó de él para respirar por un segundo, sus ojos oscuros nuevamente estaban clavados sobre los suyos y otra vez esa sensación familiar se encontraba presente en ellos.

 

—Naruto.

 

Y la voz de Sasuke era realmente erótica. Naruto tragó saliva. ¿Había sido él quien había pensado eso?

 

—Naruto.

 

Otra vez. Cuando Sasuke volvió a depositar sus labios sobre los suyos por segunda vez esa noche, Naruto no protestó.

 

Comenzó a sentir la respiración de Sasuke haciéndole cosquillas en su nariz. Sus labios moviéndose sobre los suyos, presionando cada vez más fuerte hasta casi lograr dejarlo sin aliento. La mano libre de Sasuke se había movido a su cabeza y estaba acariciando un mechón de cabellos rubios entre sus dedos. Naruto sentía que esos suaves masajes hechos con manos tan delicadas lo relajaban al extremo de olvidar lo que el Uchiha hacía en el interior de su boca en ese momento. Pero no por mucho, el estímulo del aliento extraño en su garganta empezaba a causarle sensaciones extrañas en su estómago. Sasuke tenía todo su cuerpo encima de él y cuando Naruto se movió un centímetro buscando la libertad para retirarse sintió que, por el contrario, le daba espacio para que todo el cuerpo de Sasuke comenzara a rozar el suyo. La sensación del otro cuerpo duro y caliente sobre ciertos lugares de su propia anatomía lo hizo lanzar un gemido ahogado.

 

Sasuke lo dejó un momento mientras recuperaba el aliento. Sus ojos sin dejar por nunca los ojos azules de su ángel. Adorándolo.

 

—Sa-Sasuke... —la voz de Naruto salió como un gemido y se odió por eso.

 

Pero no tuvo tiempo de torturarse al respecto por mucho. Sasuke se inclinó casi inmediatamente sobre él otra vez y esta vez logró besarlo cuando aún tenía los labios apartados. Naruto comenzó a sentir la lengua del Uchiha explorando todos los contornos de su boca y la poca racionalidad que aún le quedaba lo abandonó. La lengua de Sasuke se sentía tan bien jugando sobre la suya, haciéndola vibrar y danzar con ella. Sin darse cuenta comenzó a jadear y sentir que las fuerzas lo abandonaban poco a poco. Apoyó la mano libre en el hombro del Uchiha para no caer, pero no tuvo de qué preocuparse. Sasuke se inclinó aun más sobre él y lo presionó contra la puerta de su lado del auto. Naruto sintió el frío del cristal de la ventana contra su nuca y se inclinó hacia delante para huir de él. Sasuke posó entonces una de sus manos sobre la nuca de Naruto y volvió a presionar. Esa vez lo único que Naruto pudo sentir fue el calor del cuerpo de Sasuke sobre el suyo, como si le hubiera transmitido su fiebre repentinamente. Como si ambos cuerpos estuvieran ardiendo de pronto. Eso era, debía ser la fiebre la que lo hacía hacer todas esas cosas tontas. No le encontraba otra explicación.

 

Después de un momento, depositó sus brazos sobre el pecho de Sasuke y comenzó a empujar. Estaba pensando con apuro que quizá sería necesario golpearlo como la primera vez para que lo soltara y que no tenía idea de dónde sacaría la fuerza en esa ocasión. Sin embargo, Sasuke se apartó casi al instante en que sintió las manos de Naruto en su pecho empujándolo. Cuando estuvieron apartados y jadeando frente a frente Naruto olvidó en los ojos del otro hombre por qué lo había apartado en primer lugar.

 

—Naruto.

 

Sasuke comenzó a pasar una de sus manos por los cabellos rubios de Naruto y este cerró los ojos ante la sensación tan placentera que le producía ese simple contacto. Sasuke se volvió a inclinar sobre él, pero esta vez no lo besó; contentándose con sentir la respiración apresurada de su ángel cerca de su rostro. Naruto cerró sus ojos cuando vio que Sasuke se inclinaba sobre él otra vez, pero los volvió a abrir cuando no sintió los labios sobre los suyos.

 

Igual a la mirada de Hinata. ¿Cómo era posible?

 

Sin darse cuenta realmente de lo que hacía, Naruto levantó una de sus manos y comenzó a recorrer con sus dedos los bordes de los ojos de Sasuke. Este no se movió, sentía los cálidos dedos de Naruto sobre su piel como la mejor caricia que hubiera recibido en su vida. Deseaba que ese contacto nunca terminara y Naruto no parecía estar muy apresurado por concluir su examinación tampoco.

 

Sentía cuánto adoraba a la persona entre sus brazos. Lo sentía más que nunca por la cercanía de su cuerpo, por el calor que este desprendía, por las tímidas caricias que le daba. No entendía de qué había estado dudando antes. Algo que se sintiera tan bien no podía ser más que algo correcto. Y todo lo que pudiera hacer para obtenerlo no era más que sacrificios banales que bien podía hacer cualquier día.

 

Naruto seguía preguntándose por esa sensación familiar cuando vio que Sasuke luchaba por decirle algo. Su mirada se entrecerró y se fijó en sus labios de ahí en adelante. Parecía que las palabras se atoraban en su garganta.

 

—Naruto... yo te...

 

Y eso era. Eso era lo que había hecho que se quedara todo ese tiempo observando al Uchiha. Preguntándose en cada ocasión que se encontraban o hablaban qué era esa sensación familiar desprendiéndose de él. Qué era lo que lo retenía en sus ojos y lo hacía sentirse inquieto, extraño e incrédulo durante todos esos días. No había podido creerlo hasta ese momento, y ni siquiera entonces entendía cómo era posible, pero ahora sabía que era cierto y que no había nada que pudiera hacer para negarse a creerlo por más tiempo.

 

Sasuke nunca terminó de decir lo que quería decir esa noche. Pero Naruto lo comprendió.

 

En cambio, el Uchiha volvió a tomar sus labios como para reemplazar sus palabras y nuevamente siguió una sesión de besos y gemidos que esta vez ambas partes se encontraban propensas a producir.

 

Naruto comprendía ahora que la mirada de Sasuke era igual a la de Hinata porque era simplemente la mirada de una persona que mira a la persona que ama.

 

-...-

 

Cuando Minato y Kyoko escucharon la puerta abrirse, ambos se encontraban viendo televisión en la sala. Inmediatamente, Minato apagó el televisor y Kyoko cogió un libro que tenía al lado para aparentar que leía, recordando su castigo que todavía no había terminado. Pero cuando se dieron cuenta que Naruto no llegaba hasta ellos cruzaron miradas.

 

Después de unos segundos de incertidumbre se pusieron de pie y salieron al pasillo. Minato se apresuró a coger a Naruto en cuanto lo vio. Sasuke lo ayudaba a caminar con un brazo sobre sus hombros.

 

—Papi, ¿estás bien? —Kyoko preguntó inmediatamente asustada.

 

—No es nada, no es nada. Solo tengo un poco de fiebre, eso es todo...

 

Minato tocó la frente de su hijo mientras él trataba de calmar a su hija e hizo un gesto de irritación. Naruto estaba ardiendo en fiebre.

 

—Vamos, tienes que acostarte y tomar algunas medicinas.

 

Naruto asintió sonriendo afectado y sacó de uno de sus bolsillos unas pastillas que entregó a su padre.

 

—No teníamos en casa, pasé comprando unas a la farmacia...

 

—¡Debiste venir inmediatamente! —le respondió Minato enojado, guiando a su hijo a su habitación.

 

—Lo siento...

 

—Iré por un vaso con agua —Kyoko de pronto se quedó parada en el pasillo al notar que Sasuke aún seguía de pie en la entrada de su casa. Como su papá y abuelo ya se habían alejado, le hizo un gesto para que la siguiera mientras sacudía de su cabeza el aturdimiento.

 

—Gracias por ayudar a papá. Pasa, por favor.

 

Sasuke dudó un momento antes de entrar y cerrar la puerta tras de sí. Vio que la niña se iba a la cocina y luego reaparecía con un vaso de agua.

 

—Puedes despedirte de él. Seguro y quiere agradecerte también.

 

Y como si con eso le estuviera dando carta blanca para seguirla comenzó a caminar hacia el interior de la casa.

 

Naruto estaba en su habitación y terminaba de abrocharse la camisa de su pijama cuando Kyoko y luego Sasuke aparecieron. Le lanzó una mirada nerviosa a este último antes de tomar la medicina que su hija le daba.

 

Su padre y ella le apresuraron para que se acostara dentro de su cama seguidamente, pero Naruto se quedó un momento parado frente al Uchiha sin hacerles caso.

 

—Eh... bueno, gracias por traerme. Ya es tarde, así que será mejor que tú también regreses a casa.

 

Sasuke no dejó notar ningún tipo de emoción al escuchar esto, pero le preguntó con una voz más baja de la habitual:

 

—¿Te llamo mañana?

 

Y Naruto solo pudo sonrojarse mientras asentía.

 

-...-

Post a comment

Please login to post comments.

Comments

Nothing but crickets. Please be a good citizen and post a comment for hikarishiroki